se volvió madrugada más allá de la espera.
Sin saberlo tus ojos
cabalgando silencios regresó tu mirada.
Se posó en un suspiro,
desmintió la llovizna, proclamo soledades.
Se desvistió de luces.
Se pobló de humedades.
Desde entonces profano
tus dioses más secretos.
Desde entonces desmienten
tus temblores mis manos.
Desde entonces me gritas
tu silencio más hondo,
tus verdades más ciertas,
tu gemido más ancho.
Desde entonces sucumbo
a tu siempre sonrisa
y me entierro en la espera
de dioses y suspiros.
En cada madrugada
me bebo tu llovizna,
me acuesto en tu silencio,
destruyo soledades,
descubro tus secretos
más íntimos y ajenos.
Te leo con mis dedos
espejada en mí sombra.
Te sé,
Luego soy,
Simplemente
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