©Por GG

Siempre he pensado que la poesía hace más bellas las cosas y los lugares que habita, y aunque pudiera decirse que “en todo hay poesía”, a mí me da mucha alegría compartir Miami con Lourdes. Entre los lugares hermosos de esta ciudad su casa es uno a tomar en cuenta, con sus escritores invitados compartiendo poemas en los sillones de la sala, sus hijos y nietos entrando, saliendo o convidando a algún refrigerio. En este diálogo, solo una pregunta da pie a esta fotografía conformada por palabras y frases, revelándonos cómo ha pasado los días extraños que hemos vivido.

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• ¿Lourdes, Cómo te ha tocado vivir este tiempo dentro de casa? Háblame de tus vivencias en estos días.

Cuando todo esto era todavía una abstracción y, por ende, difícil de entender, la curiosidad nos obligó a seguir las noticias de la China. En un par de semanas esos efluvios malignos habían llegado a la región de Lombardía. Ya era de puro conocimiento de todas las autoridades de salud que el distanciamiento social era necesario y aún así, Venecia decidió llevar a cabo el carnaval. Unos pocos días después en España se permitió llevar a cabo la marcha del día intenacional de la mujer y me pregunté: ¿Habremos enloquecidos? ¿Será que el virus se manifiesta como un espíritu que trastorna el pensamiento y nos emboba a todos, para más tarde tomar el resto del cuerpo  fisico y social.

            Traducir  lo incomprensible, ha sido labor de todos. Nunca nos imaginamos que ese efluvio transparente se manifestara por el estado de Washington (aunque creo que ya la intención de la pandemia se producía desde octubre) y que llegara acá en la Florida se asomara por el Puerto de Fort Lauderdale. La vida se nos oscureció. Tal vez el mundo se apagó un poco.

Cuando la peste arropó la Europa, lo médicos se vistieron en capas negras cubriendo sus rostros con máscaras en forma de caras de pájaros, con narices larguísimas y su apertura rellena de especies olorosas. Ciertamente que la forma de mirarse o acercarse a las personas se alteró en aquel momento. Y ahora en este futuro el modo de observar al mundo se ha vuelto a alterar. Todo está traducido desde la burka-léase la mascarilla. Y aunque hemos visto un confinamiento de humanos casi absoluto y una fauna generando glorias, para poder respirar con cierta paz, las familias se han tenido que acurrucar en sus nidos y salir únicamente a buscar alimentos, a buscar medicamentos y regresar a atender a sus niños, a sus los minusválidos y ancianos.

            Desde febrero ya estaba trabajando, editando, reflexionando sobre unos cuantos proyectos que tenía pendientes: entre cuento y poesía. Sigo en esas y entre la lectura de ciertos libros que tenía en mi lista de espera y la escritura he logrado descubir ciertos acertijos. Con muchas interrupciones, claro está como la limpieza, la desinfectación de la casa y lavar lavar lavar. Y en ese sentido nada se ha detenido. Los agricultores, los suplidores de alimentos, los camioneros llevando y trayendo, los laboratorios, los científicos, los hospitales y funcionarios desbordados, el recogido de basura, los jardineros, las farmacias, la compra de productos de aseo.  

DE DESINFECTANTES. ¿Alguien se ha topado con una botella de alcohol? Nada se ha detenido: la inteligencia artificial de Wall Street y los bancos, los gobernantes compitiendo con los cientificos, los aplausos en los balcones, el mercado negro de ventiladores y mascarillas. La trata humana. Más aplausos. Los animales asombrados invadiendo las ciudades. Los cantantes de ópera desbordados en la terrazas, techos y balcones, el mal trato de seres humanos, la violencia de género, los servicios mortuorios sobrepasados, las fosas comunes. Las estadisticas blanqueadas. Nuestro presidente—figura excéntrica y dañina— tratándose con pastillas para la malaria.

            Y en lo personal tener la experiencia de ver como mi hijo y su mujer recogían tienda en California, para ella y con el niño partir en un vuelo nocturno (con 50 personas a bordo) hacia la Florida, pasar dos semanas en cuarentena en un hotel y mi hijo tomar el carro con su equipo de cine para cruzar el país en pleno pico de pandemia practicando todos los requisitos de distanciamiento e higiene y pasar la cuarentena en otro hotel en la Florida. Cuenta él que carreteras y caminos se hallaban vacíos y que los hoteles parecían residencias para espíritus, en donde moraba un silencio demencial que se mezclaba con todo tipo de riudos absurdos. Un  huésped por piso, era el requisito, todas las transacciones se llevaban a acabo online y las bandejas y toallas se debajan a la entrada del cuarto. Una semana le tomó el viaje y con ayuda nuestra (y el mapa del CDC) verificar los caminos, carreteras, pueblos y ciudades menos contaminados. Coexistir con un patógeno es la serpiente que se devora así misma. No hay ángel que te salve, ni Tarot que te prevenga.

            Y ahora llega la primavera y la naturaleza nos invita a celebrar la brillantez de las aguas de Venecia. Su vida marina. Los aguaceros que no cesan. Sucede y acontece que se me fueron hasta los afectos en esta última ventolera. No hay ansiedad que me trastoque. Solo reclamo verdades, en especial de nuestros gobiernos. Reclamo respeto para nuestros científicos, para nuestros médicos y enfermeras, para todos aquellos que arriesgan su vida para traernos el alimentos necesario, porque somos tan frágiles. Porque no me imagino un futuro televisivo en streaming constante.

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Lourdes Vázquez (Puerto Rico, 1950). Reside en Estados Unidos, donde ha desarrollado la mayor parte de su carrera. Colaboradora de numerosos medios culturales, es considerada una de las más importantes autoras latinas de Norteamérica. A lo largo de su carrera ha ganado premios como el Juan Rulfo de Cuento (2002). Ha publicado: Hablar sobre Julia ( 2002), Sin ti no soy yo (2003), Bestiary: Selected Poems 1986-1997 (2004), Salmos del cuerpo ardiente: An Artist Book by Consuelo Gotay (2007), entre otros. Su poesía, cuentos y ensayos han sido publicados en numerosas revistas y periódicos. Muchos de sus trabajos han sido traducidos al inglés, sueco, francés, italiano, portugués, rumano, gallego, catalán y mixteca.