Por Ramón Saba
Poeta, historiadora, narradora, educadora y ensayista. Nació el 18 de junio de 1918 en Moca y murió el 3 de junio de 1994 en Santo Domingo.
Formó parte integral del grupo literario conocido como Poesía Sorprendida compartiendo espacio con Franklin Mieses Burgos, Rafael Américo Henríquez, Manuel Llanes, Manuel Valerio, Freddy Gatón Arce, Manuel Rueda, Mariano Lebrón Saviñón, Antonio Fernández Spencer y José Glass Mejía; siendo ella la única mujer que se recuerde como miembro de dicho círculo poético.
Se graduó de doctora en Humanidades en la Universidad de Santo Domingo y culminó estudios de Museografía y Teoría de las Artes Plásticas en Francia.
Algunos poemas suyos como “La casa” y “Una mujer está sola” son algunos ejemplos que identifican su condición rebelde contra el machismo predominante en su época y la reveló como gran defensora de los derechos de la mujer a mediados del siglo pasado.
Laboró en la Universidad Autónoma de Santo Domingo como profesora de Historia del Arte e Historia de la Civilización, donde además fungió como directora de la revista de la Facultad de Humanidades. Trabajó como consejera de la UNESCO en Francia y formó parte del jurado del Premio de Casa de las Américas, en Cuba.
Su versatilidad literaria transita desde la poesía (Víspera del sueño, Del sueño al mundo, Mi mundo el mar, Una mujer está sola, La voz desatada, La tierra escrita, Yania tierra y En la casa del tiempo); el relato breve (Tablero); la novela (Escalera para Electra, finalista del Premio Biblioteca Breve de la editorial Seix Barral en 1969 y La tarde en que murió Estefanía) hasta el ensayo (Danza, música e instrumentos de los indios de la Española, Santo Domingo: Universidad Autónoma de Santo Domingo y Culturas africanas: rebeldes sin causa).
El reconocido escritor, investigador y bibliógrafo Miguel Collado confiesa que “Conocí personalmente a esa extraordinaria intelectual llamada Aída Cartagena Portalatín en diciembre de 1976. Estaba ella sentada, a la entrada de la Facultad de Humanidades de la UASD, en su inseparable silla plegadiza. Le mostré un ejemplar de mi poemario “Pesada atmósfera” a la única mujer integrante del Grupo de La Poesía Sorprendida y al leer el seudónimo con el que decidí firmar el mismo me dijo: “Ese parece un nombre checo; los nombres checos se pronuncian como mordiendo las palabras”. A seguidas agrega: “Lo que nunca imaginé fue que 24 años después sería yo quien reuniría en un volumen toda su producción poética editada y que comprometería a un sobrino de ella –y amigo mío- para que escribiera el prólogo: Manuel García Cartagena.”
Collado considera además que Aída es “la más importante poeta dominicana del denominado Siglo de Oro de las letras dominicanas. La Salomé Ureña del Siglo XX.”
Por su parte Jael Uribe, presidenta del Movimiento Mujeres Poetas Internacional, comenta que “Aída Cartagena reivindica el interés en la poética de trascendencia de las mujeres dominicanas abriendo para nosotras, las escritoras de la nueva generación, un camino en donde somos vistas con menor rechazo, más atención y mucho más respeto. Nuestro espacio en la literatura adquirió mayor valor a través de su voz por lo que mis respetos irán siempre dedicados a esta mujer de valor que no sólo supo poner en alto durante su vida la poesía femenina, sino el rol de mujer que representó con éxito en toda su trayectoria profesional.”
Taty Hernández, escritora y coordinadora del Festival de Poesía de Montaña, dice: “Para mí Aída Cartagena Portalatín es la escritora dominicana más importante que ha parido nuestra tierra insular. En cierta ocasión nuestro buen amigo Tomás Castro Burdiez sufrió un momento de amnesia y obvió a Aída Cartagena Portalatín al enlistar las escritoras que él considera grandes en nuestra literatura. No puedo pensar que a Tomás se le hayan escapado los títulos ¨Escalera para Electra¨ y ¨La tarde en que murió Estefanía¨ en el caso que las estuviese enjuiciando como novelistas. Pero no, las enjuiciaba como escritoras puesto que incluyó a Salomé Ureña nuestra lírica poética y entonces pienso que mucho menos es posible que Tomás Castro, tan conocedor de nuestra poesía, haya olvidado textos como “Una mujer está sola” y ¨Yania Tierra”.
La Maga, como llamamos cariñosamente a Taty agrega en tono jocoso: “Aída no contaba con las avanzadas tecnologías de comunicación, de traducción y de edición que existen en la actualidad. Me la imagino viviendo en este siglo XXI. Me la imagino viajando por el mundo con un celular, un kindle, una tablet y una laptop y escribiendo todo lo que se le ocurriese a su fértil imaginación.”
Dulce Ureña, conocida poeta y presidenta de la Asociación Dominicana de Médicos Naturistas afirma: “Desde mi punto de vista, Doña Aída Cartagena, además de una extraordinaria poeta, fue en su tiempo, una mujer fuera de serie. Atrevida y retadora, segura de ser y estar en una sociedad demandante de su talento, de su rol y de su misión humana. Compartí con ella de manera personal en diversas ocasiones, incluyó ser parte del Homenaje DE POETAS A POETA, organizado por el círculo de mujeres poetas, acompañado por la musicalización de nuestros poemas, por Manuel Jiménez, y la interpretación impetuosa de Xiomara Fortuna, esto sucedió avanzada la década de los ochenta.”
La consagrada ensayista, crítico literario y escritora residente en Puerto Rico, Doris Melo, dice: “Conozco a Aída Cartagena Portalatín, por los cursos sobre la poética de mujeres hispanoamericanas. Fue en la universidad cuando leímos algunos de sus poemas y su novela Escalera para Electra.
Cartagena es una mujer adelantada para su época. pues es considerada en el ámbito de las mujeres escritoras caribeñas como una feminista en potencia a pesar de pertenecer a tiempos anteriores a los definidos movimientos feministas en la literatura. Las proclamas feministas vienen aconteciendo desde Sor Juana Inés de la Cruz, Alfonsina Storni, Juana de Ibarbourou, Dermira Agustini entre otras.
Entre las que componen las escritoras caribeñas se encuentran Aída Cartagena de Portalatín , Clara Lair, Julia de Burgos, y en la contemporaneidad; Olga Nolla y Vanessa Droz. Diversos estudios feministas mencionan la poética de estas mujeres que han abogado por los derechos de la mujer a través de su discurso literario.”
La escritora e investigadora Leibi Ng relata: “Yo sólo diré que durante mi tiempo en España, “Una mujer está sola” fue mi himno y mi bandera. Regalé ese libro como diez veces y me reconforté con hermanas de otras tierras en la palabra de Aída. Yo también llegué a verla en la Facultad de Humanidades mas mi timidez de entonces no me permitió acercarme, pero cuando la veía acariciaba el librito de “Escalera para Electra” que llevaba conmigo. Creo que Aída me enseñó lo importante de escribir desde las entrañas y con voz propia.
Por su lado la reconocida defensora de los derechos de la mujer y la lucha contra la violencia de género, escritora Susana Gautreau De Windt destaca que Aída fue “una mujer que trascendió los patrones y convencionalismos de su época. Su obra estuvo signada por su pensamiento, social y crítico y sobre todo por su posición opositora y antitrujillista.
Se distingue su filosofía avanzada, libertaria y contestataria. En su obra podemos encontrar mensajes subliminales que incendiaron e inspiraron la intelectualidad de la época inclusive retó a aquella que lacaya sirvió para legitimar al tirano. Solidaria , comprometida escribió Elegia Sexta a las hermanas Mirabal, poesía de gran musicalidad. Su sensibilidad social y humanística la llevo a hacer poesía negroide donde cuestionó el racismo y las formas de opresión de los negros criollos y de Estados unidos. De esta mujer desgarradora de prejuicios que logró destacarse en la masculina poética de su época”.
Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS con un poema de nuestra escritora invitada en esta ocasión, Aída Cartagena Portalatín :
Desvelados sentidos
“Despiadadas lámparas encendieron los caminos
para que desvelados sentidos
estén viajando eterno.
La raíz de la noche da un albor de luna
y semillas de estrellas;
la mirada se anuda en las cosas
que se sorprenden debajo de las piedras.
La vida se desliza como ríos en curvas;
hay un remanso blanco donde cae la luna,
un descanso en un cielo que no alcanza nunca,
un abrazo en el filo del mar que labra el mundo!
Para saberte cerca,
quiero silencio de astros de las selvas rendidas,
para que el hilo de aire de los ojos del alma
valla hacia la inmensa montaña de tu vida
y se ahogue en la luz que se pierde en tu cima.”
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