Por GG

Las conversaciones que he sostenido con Junot Díaz, a través de los años, siempre se han desarrollado en momentos memorables, para mí. Unos mejores que otros, como la vez que nos conocimos en la Zona Colonial, gracias al, también, escritor dominicano, Frank Báez. Esa noche, mientras hablábamos sobre literatura, caminamos por el Conde y por otras calles de la ciudad hermosa, donde ambos pasamos los primeros años de la niñez. Desde ese instante, hasta este momento, donde nos reencontramos, desde casa, nuestras charlas me han dejado luz, sobre todo, en cuanto a la condición de emigrantes-inmigrantes, compartida por ambos.

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1. ¿Cómo te ha tocado vivir este tiempo dentro de casa?

Todavía tengo un trabajo, un seguro de salud y nadie está tratando de echarme de mi casa o de deportarme. Lo tengo bastante fácil. Tampoco estoy solo y eso ayuda enormemente. Mi ahijada y su novio se están quedando en el departamento de abajo, lo que significa que tenemos algo de socialización. No he hecho ningún trabajo; he escuchado que algunas personas están escribiendo en este momento; No soy uno de ellos.

He estado escribiendo bastante en mi diario, pero eso es todo.Lo que he estado haciendo, principalmente, es aprender a cocinar y prepararme para clases que podrían, o no, llevarse a cabo, de manera presencial, en el otoño. Siempre he estado caminando, lo cual está permitido aquí, en Boston. Camino diez millas al día, cinco días a la semana, siempre con la máscara puesta y eso ayuda a mantener el cuerpo en movimiento. Y claro, estoy leyendo mucho, como siempre. 

2. ¿Cuáles han sido tus mayores problemas-desafíos, aparte de la salud?

Me preocupan todos mis amigos, familiares y vecinos en la República Dominicana. Me preocupa su situación financiera y su salud. Una cosa es cuando la economía cae en los Estados Unidos; otra más problemática, cuando hablamos de países como República Dominicana, donde la caída de los ingresos puede ser una cuestión de vida o muerte.

3. Estos días has invertido la mayor parte del tiempo en:

Cocinar, donar cajas de libros a una organización juvenil y leer. Por eso tengo tantas cajas de libros. 

4. ¿Qué te viene a la mente cuando digo “dentro de casa”?

Un maldito desafío. Desde joven, nunca fui alguien que creció con el gusto por lo doméstico, en el sentido amplio de la palabra. Siempre estaba afuera, siempre viajando; a pesar de que tenía un departamento, no vivía en él. Esta es la primera vez, en toda mi vida, que tengo que ser doméstico y ha sido un aprendizaje.  En mis sueños siempre estoy montándome en una guagua.  ¿Destino?  Ni idea. 

5. ¿Se aplazó algo que tenías planeado en el plano literario?

Afortunadamente no tenía mucho que hacer, así que no tuve que cancelar mucho. Había una lectura, pero, nuevamente, es mejor prevenir que lamentar. Y, por supuesto, se canceló mi viaje a Santo Domingo, algo que fue más que decepcionante. Echo de menos la isla.

6. ¿Sientes en ti algún cambio entre el primer día de restricciones para salir y el día de hoy?

Me he acostumbrado más al silencio. Me puedo sentar conmigo mismo mucho más fácilmente que en el pasado. También me he dado cuenta de lo frágil que es nuestro mundo. 

7. ¿Qué es lo más extremo que has hecho en estos días?

Ayer mudé 41 cajas de libros a un centro de donación. El día anterior moví 49 cajas, yo solo. No debería levantar nada, por mis problemas en la espalda, pero, lo hice y hoy siento que levantarme de la cama me tomará un tiempo.  

8. ¿Has encontrado compañía en algún libro, poema, cuento?

Durante esta locura he releído mucho de Naipul; disfruté, especialmente, El enigma de la llegada. También, he vuelto a muchos de mis libros favoritos de infancia. El escritor Robert Westall era alguien a quien admiraba cuando era adolescente y he estado leyendo su trabajo, de nuevo.  Hay dos películas, en particular, que me han ayudado bastante: La Historia Oficial (1985) y Atarnajuat (2001).  Vi ambas películas cuando atravesaba por un período de crecimiento intelectual, social y artístico; creo que estoy tratando de evocar ese momentum.

9.Una canción, un instante, una palabra, una imagen que te viene a la mente en este momento en el que hablamos sobre estar dentro de la casa durante largo tiempo.

Para mí, lo contrario de todas las restricciones es Azua.

Últimamente tengo a Azua en mi mente. No es un lugar fácil, Azua, pero es donde aprendí a amar.  Y claro, esa palabra nueva, un portmanteu: la covidianidad.

10. La Duquesa ardiendo. Para mí, eso resume todo lo que estamos viviendo, porque los desastres en nuestras islas nunca llegan solos.

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Junot Díaz nació el 31 de diciembre del año 1968 en Santo Domingo (República Dominicana) y creció en Nueva Jersey desde 1974. Estudió en el instituto Cedar Ridge y en las universidades de Kean, Rutgers y Cornell. Su primer libro publicado fue la colección de relatos Negocios (Drown) (1996), que incluyó algunos textos ya aparecidos previamente en The New Yorker. Como novelista debutó con éxito con La Maravillosa vida breve de Oscar Wao (2007), libro por el que fue recompensado, entre otros muchos premios, con el prestigioso Premio Pulitzer. También ha publicado Así es como la pierdes (2012) y el libro ilustrado para niños Islandborn (2018), con ilustraciones de Leo Espinosa.