tamanaco_hotelPor Bernardo Jurado
Era el preludio del nuevo año, por aquellas décadas de los sesenta, setenta u ochenta, ¿qué importa?, todos sabemos del pacto con el tiempo que ha hecho Godoy.
La sociedad caraqueña asistía a verse toda los primeros de cada Enero a continuar la farra, en el Hotel Tamanaco, a disfrutar de la mimosa y el brunch, esa palabra compuesta importada con glamour del Norte que nos indicaba que podía ser breakfast, desayuno y también almuerzo, lunch ¡pero a verse! El bailaba solo bajo los efluvios etílicos de la noche que moría y de repente la ve a ella, con esa grupa propia de horas de gimnasio y con ese ritmo traído del África, de piel color canela y se le acercó al ritmo de Miami sound machine y ella volteó y vió sus ojos color miel.
Sin cruzar palabra fue evidente que también Godoy impresionó y nunca hablaron, solo sintieron y sudaron. El grupo todo decidió irse a Maracay, la Capital del Estado Aragua, estimando una hora y tanto de camino y la resistencia le falló y Godoy durmió en el asiento trasero del vehículo en los brazos de ella, hasta la llegada al Country Club de esa ciudad. Ahora entendemos de su humildad y de su moldeado cuerpo, al tener que subir a diario, tres veces al día, los setenta y dos escalones para llegar a la puerta de su morada en el barrio el Guarataro, lindante al 23 de Enero.
Al estar mas claro y enamorado, se percató que no sabía el nombre de su Dulcinea y decidió preguntárselo, mas con timidez que con arrojo y el esperaba algo así como Laura, Victoria, Judith o cualquier otro perteneciente al santoral, pero se enfrentó al Thorberis que mezclaba sin gracia los nombres de un novio escandinavo y rubio como él, que había tenido su madre y que respondía al Dios del rayo “Thor”, su madrina Bertha y su propia madre Isbelia.
Con lengua aun enredada repreguntó, pensando haber escuchado mal, pensado tal vez que se refería a una marca de jeans o a una medicina, pero no, se enfrentó a la realidad….Thorberis a secas y mi apellido es Camacho, mi único apellido porque mamá es soltera. Godoy sintió una taquicardia que no le permitía respirar y sin mediar palabra huyó despavorido, corriendo por la autopista regional del centro en sentido contrario a la capital y fue la inspiración de la película Forrest Gump y corrió por días y semanas y se hizo famoso.
Ella, Thorberis, aún le llora, él, Godoy vive en Miami con las ganancias de la película y nunca mas la vió y contrajo matrimonio con una rubia a la que le regaló unos anteojos de sol que ella descubrió, eran de otra y él la sigue pensando sin entender que toda su fortuna se la debe a su desafortunada Thorberis, quien ahora trabaja en el Consejo Nacional Electoral, como directora de totalización y pone y quita Presidentes dependiendo de la tarifa.
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