Por GG

Cada año se celebra el Miami  International Boat Show, una enorme feria donde los más importantes fabricantes y expositores muestran los últimos diseños y tecnología en el mundo de la navegación. Este año miles de personas de Miami y del extranjero se dieron cita en el, abandonado, Miami Marine Stadium ubicado en  Key Biscayne, donde pudieron apreciar los más innovadores y hermosos modelos de botes, así como también, aditamentos y piezas para una navegación más cómoda y segura.

A pesar de que el parqueo o al valet parking suponían una inversión entre los 50 y los 100 dólares (fuerte, fuerte), la organización de la feria estuvo impecable, desde el manejo del tráfico, hasta los stands dentro de la carpa gigantesca que acogía a los expositores, así como también, la disposición de los barcos, de mayor tamaño, aparcados en el muelle.

En mi recorrido por la feria, pude admirar y subir a varias embarcaciones, cuyos precios oscilaban desde los seiscientos mil dólares hasta una, de tres habitaciones y dos baños, que a precio de feria, se podía adquirir por dos millones de dólares (¡Guay!). También vi varios barcos vendidos y conversé con algunos representantes de diversas marcas sobre su participación en el evento. Entre los entrevistados, un dominicano, importado de Bonao me dio detalles de su meta de ventas, que este año debía superar, por diez embarcaciones, las cien que se vendieron el pasado año en la misma feria.

Dentro de la gran carpa me topé son el stand de la Secretaría de Turismo, un espacio muy simpático en el que me tomaron una fotografía donde aparece una frase del español dominicano, elegida por mí, entre las que tenían disponibles. Además participé en una ruleta (me saqué unos lentes de sol) y en la rifa de un viaje a Punta Cana. Espero que me llamen para decirme que me lo saqué.

Algo que llamó mi atención, en el bien diseñado espacio que promocionaba a la República Dominicana –en el Boat Show–,  fue que  los jóvenes que atendían a quienes nos acercábamos a esa hora, a parte de ser muy amables y simpáticos, eran venezolanos y aunque  hacían muy bien su trabajo, en verdad, me habría gustado escuchar el acento dominicano, en algunos de los facilitadores, por el tipo de promoción que se estaba realizando. Ni modo, en este particular, RD no tuvo todo.

Más adelante mi hijo y yo practicamos manejo de botes en la escuela de Progressive. Él aparcó correctamente el barco miniatura que nos hacían conducir. En mi caso, pérdida total de la embarcación. Definitivamente, lo mío no es ser capitana de barcos.

La semana que viene presentaremos el reportaje que realizamos sobre el Boat Show en Somos RD, que se transmite todos los domingos, a las 9:00 p.m., en Nueva York, New Jersey, Connecticut, Boston y República Dominicana. Y como dicen que en el mar la vida es más sabrosa, yo optaré por hacerme amiga de alguien que tenga un bote.