Selección y notas: Otoniel Guevara
La paz no se logra sólo con el deseo
Amílcar Colocho
Esta segunda entrega muestra otra fotografía de nuestra historia poética. Poetas que surgen cuando el conflicto armado ha entrado en su etapa definitoria. A mediados de los ochenta y justamente después de logrado un acuerdo político que puso fin a la guerra civil salvadoreña. Son autores de transición y muestran cada uno acentos de esa época. Hay todavía restos de pólvora. Los acuerdos de paz, lejos de motivar el retorno de los salvadoreños en el exterior, provocan la huida de nuevos contingentes humanos. De acá para allá y al contrario. La deportación masiva de jóvenes desde los Estados Unidos supondría el germen de las organizaciones pandilleriles. La falta de oportunidades y el accionar criminal multiplicaría las migraciones mayoritariamente hacia el norte, pero realmente hacia cualquier lugar fuera de El Salvador.
Los poetas que hoy presento tienen que ver a fondo con nuestra realidad. José Antonio Domínguez atestigua cotidianamente el drama de los inmigrantes en México. Manuel Barrera Ibarra lo hace en lo profundo del país como educador de jóvenes y Rainier Alfaro se nutre del contacto directo con la calle y sus asechanzas. Alfaro también es inmigrante que regresa al país después de 14 años en Honduras. Él y Domínguez son poetas que han trabajado sus obras desde una mínima visibilidad, al igual que Barrera, quien tiene a su favor el haber publicado ya algunos libros. Los tres tienen mucho que inquietar, de eso viene esta breve muestra.
Quezaltepeque, 13 de abril de 2017
José Antonio Domínguez
Como abogado ha sido relevante su trabajo en favor de la defensa de los derechos humanos. Inició en un taller de literatura conducido por Salvador Juárez n la Universidad de El Salvador. Posteriormente se integraría a Xibalbá, grupo que en la segunda mitad de los ochenta dinamizaría el paupérrimo escenario de la literatura dentro del país, con una actitud militante que algunos pretendieron identificar injustamente con activismo panfletario. Su poesía toca la memoria histórica dándole voz a los protagonistas del dolor, haciendo ver las deudas de todos en lo mal hecho del país. Incluso en México, donde vive desde hace 6 años, su trabajo se ha desarrollado a la par de los débiles, en medio de los olvidados. Publicó un libro “Senda de las huellas” en 2011. Nació en San Salvador en 1963.
La muerte esté contigo
I
La muerte tiene el rostro de todos, el mío, el vuestro
Llega antes o después de una sonrisa, del desafío ingenuo o en el pulso del azar
O porque se cansó de habitar al condenado, un día se agita en la sangre contaminada
razias virulentas aniquilan el invisible ejército que nos guardan
apagan como brasa los corazones
estallan pulmones entre burbujas negras
pudre intestinos en su misma podredumbre
desbocadas las arterias ahogan las palabras la luz los sonidos los pesares los sueños
Antes del instante el hombre ruega, presume, se ilusiona, no lo cree, hace planes
promete a los dioses, se reconstruye en un minuto
pero la Muerte está ahí, entre piadosas gasas, esterilizados metales y mozas de blanco atuendo
no ríe ni escucha, fría como la pared que la sostiene, indiferente como la ventana abierta a la oscuridad
consulta su reloj sin tiempo, definitiva y gallarda, sin piedad ni alevosía, bella u horrible
¿quién podrá decirlo?
II
El hombre se fue con las primeras sombras de un jueves, sin testigos ni lágrimas
Una mañana alguien anotó su nombre, escuchó sus años, su locura, su madre, su escuela, su tierra, su camino
no será más el loco que carambolea en la “bicicleta del futuro”
el limpiavidrios de los autos que obedecen al único semáforo de la ciudad
con su carnet de identidad agradece monedas y sonrisas
Se fue y su perro no lo sabe, fiel al hogar que construyeron
alerta el rabo y la nariz al horizonte a los pasos a los intrusos
Por qué los hospitales no permiten el ingreso de un perro callejero
por qué nadie le da un abrazo, dice lo siento querido amigo
debes olvidar a tu amo para amar a otro
quién le dice que la voz que lo llama es el fantasma de la esperanza
porque su nombre solo existe en los labios del que no está.
Guardián de las aceras ignora que al interior se instaló el olvido
Santos, héroes y chicas caen como volutas negras en cobijas y basura
la psicodelia de las paredes, las esferas sin navidades, los discos compactos girando en círculos silenciosos
las guirnaldas plásticas, las cacerolas, el rescoldo marchito…
ya nada existe sin la mirada del dueño.
III
Adocenado en un rincón funerario espera en el ataúd que compró la patria
Pero si la vida no termina en este cuerpo que nos carga
seguramente está aquí conmigo a esta hora que escribo
atrás de mi silla lee y corrige sobre mi hombro
respira azul y blanco en la bandera que leve y queda se agita
en la ranita que llega salta y huye sin invierno
en el silbido que anuncia la medianoche del misterio
Sí, seguramente me acompaña, celebra conmigo y al unísono espantamos oscuridades
con Village People, Anita Ward, Gloria Gaynor, Tina Charles, Tavares, Roberta Flack, The Trammps, Earth, Wind and Fire…
IV
Pero la muerte es multitud
Entre rostros y traiciones va callada y sonriente
grasienta vocifera en el idioma de tahúres y pandilleros
en el carmín y los tatuajes de la coyota.
V
El tren puntual con su grito de marrano a punto del sacrificio
bestia enfurecida criminal va y viene como cíclope que se arrastra
hurga la oscuridad con su ojo de luz
husmea las esquinas, las ventanas, las pocilgas, las pensiones, las bodegas, los aleros de la estación
Hoy se ofrendan tantas víctimas sin saberlo
ha pactado de nuevo con la Muerte
y el precio es un hombre
un pobre
un migrante…
VI
El verano trae estrellas, el viento primaveras, es hermoso
la alegría está en todas partes, no importa la distancia ni la calamidad
hay que verle de pie, un poco más cerca del cielo, hay que soñar un destino
desafiar adversidades, ser más de un segundo feliz
y el hombre sonreía diciendo adiós al camarada invisible
o simplemente agitando la ilusión de despedirse de la amada
Pero el Leviatán es artero, se retuerce, se contornea, se golpea a sí mismo, se agita…
cayó entre las muelas de hierro, lo masticaron sin piedad, con saña, con gula
ahí quedaron sus manos ahí quedaron sus piernas ahí quedó el costal de aperos
cuchara de albañil, cincel y plomada, una cinta métrica, un nivel, un martillo, un pantalón, una camisa, un recorte de periódico, una dirección, silencio con olor a sudor
nadie sabe su nombre porque la sangre no habla, no llora, no reclama
callada se vuelve al polvo de los principios.
Por un instante el hombre volvió, miró sus manos que no estaban y decidió morir.
VII
Los burócratas firman y sellan la hora el día el año de otra ausencia que no conocen
Entre risas y cotilleos el cortejo de rigor recita fórmulas y leyes al pequeño ataúd que guarda del desamparo las partes de aquel hombre
los pies sin camino, las manos sin gaviotas van al cementerio de los N
de los Número de Expedientes FECCI-09978/200…
donde no constan por qué ni recogen lamentos.
VIII
La muerte tiene el rostro de todos, el mío, el vuestro
Deambula por la noche, llega de madrugada, respira en las horas y en deshoras
como Giges se esconde tras la cortina en el tálamo amoroso
es el odio que insomnia y sangra gota a gota los sueños
está en la cava que fermenta y espuma nuestro esperma
está en la marea del deseo que no cesa de humedades
Hoy está conmigo bajo la lluvia
y está con todos en algún lugar bajo la piel
Es la felicidad centenaria del abuelo que cuenta sus anillos
sus nidos sus gorriones sus sombras sus abrazos
Es la caricia congelada en la mejilla del infante que no supo que existió
Es ceniza del hermano entre los dedos Caín
Es el rostro podrido que besará la madre cuando lo arranquen de la tierra.
Manuel Barrera Ibarra
Su poesía es cáustica, sarcástica, trenzada de humor y poblada de un surrealismo muy criollo. Su verso delirante incluye personajes de toda ralea, pero indumenta especialmente a escritores y nombreshistóricos de El Salvador en universos paralelos de sorprendentes facturas. Nació en Usulután en 1967. Ha publicado Memorias de un paleolítico, Mitómano suelto y Ganar la niebla. Fue de los últimos en llegar al Taller Literario Xibalbá y junto a otros poetas formó parte de un insólito grupo denominado La Mara Salarrué. Es maestro de primaria pero también ha ejercido otros oficios.
I am not responsible for global warming
1
De jades y obsidiana llené los ojos de los torogocesmuertos,
a los minotauros enfrenté con los tractores.
Hoy dios ha dejado de arrancar zacate a las niñas ajenas de viajes.
2
Hoy el diablo ha sembrado saliva caliente en nuestro crecimiento
y yo cada día me pongo una máscara de mi tzopantli muy personal.
3
Cielo esparcidor de laberintos para los albatros de Ricardo Lindo
Cielo esparcidor de puzzles para los sueños de Lil Milagro Ramírez.
4
No es un mito los edificios ya lograron ganar muchos calcios, el humo
riega su emperatriz marchita por todo San Salvador.
5
Sembré en la tierra poemas de Whitman, Brodsky, y de Wichy El Rojo
y grité de alegría cuando sus árboles nos daban suculentos frutos musicales.
6
En mi refrigeradora hay jaguares entrados a la niebla, lamentos pipiles que
nunca saldrán y una luna Lenca para el frío de nuestros ojos.
Buses
31 de octubre
Hoy vi pegada a la ventana
a una muchacha con el peinado
a lo María Antonieta…
En mi mente se dibujó una guillotina aterciopelada,
sedosa, socialista, salvaje.
Cómic criollo de súper héroe con alas de petate
A Roberto Armijo
Aquí arriba en la estratósfera, no sos nadie…
te dejo caer y pagás todas las fechorías que has hecho…
aunque apuñalés o quemés mis vuelos.
Conejita jubilada de Playboy en un asilo
Ya es costumbre, no se puede vivir sin desnudar el corazón, sin broncear nuestro reloj sensual a las 3 de la tarde. Algún día, un Dios con disfunción eréctil entrará en mi cuarto y envenenará mi calma, le pondrá sofás a mi silencio, hará caldo de animales lentos en mis poros. Me vienen a la memoria sesiones fotográficas donde mi sonrisa era más dulce que mi bikini, donde mi infancia perdida era más exacta que las poses heladas que daba. Tocaba, en esa época, arrancar los abismos y sus suaves pétalos cuando me desnudaba frente a todos. Y cerraba los ojos, cerraba los ojos, cerraba mi sudor, cerraba mi pudor, cerraba mis galaxias perturbadas, cerraba mi catolicismo lluvioso… ¡Ah, cortesana imperfecta que fui, con gusanos en el amor y en el semen!
¡Qué días más hermosos e imperfectos eran aquellos!, cuando nos burlábamos de la majestuosidad del diablo visto en televisores robados, cuando el mundo bebía coñac de mi pie, cuando los pre-adolescentes tatuaban mi nombre en su simiente. Aún tengo guardados los ojos de los viejos admiradores en mi memoria, en la bodega de mi sed, en la maraña de mi anciana vanidad. Aún tengo colgadas las orejitas de Bunny-Conejita sexy en la pared existencial que me acompañó en los aceros de la codicia pudiente.
Tengo también, los bluyines lapislázuli que me regaló el Zeus de ese tiempo, gracias a que fui su Leda momentánea…
Sí, perdí mis bellos calendarios eróticos por los que suspiraba el mundo, las luces lozanas de las cámaras que me aventaban ácidos tristes y mi arena voluptuosa.
Vengan, vengan, regresen mis “jóvenes antiguos admiradores”, llévenme a la edad de las alfombras rojas hechas con terremotos y dragones. Vamos, deshielen su deseo por mí, antes que el doctor y los enfermeros vengan y me pongan VALIUM y XANAX para dormir.
Rainier Alfaro
Con el Taller de Letras Gavidia, al que sus miembros provocativamente hicieron llamar Talega, es que se dio a conocer este autor. Las lides del amor lo secuestrarían por más de una década en la vecina Honduras, donde obró como pionero al fundar el Primer Festival Internacional de Poesía en ese país. Ahora está de regreso en El Salvador refundándose al igual que su poesía, que posee una orfebrería que abrillanta sus tonos oscuros y los hallazgos más lúcidos. Poeta eminentemente urbano, canta sus lluvias pero también los suplicios. Rainier nació en San Salvador, en 1974.
En otras palabras
En otras palabras dio inicio
la vida
la distancia
Árbol que nunca fue semilla
semilla que nunca será flor
Los espejos son el universo
los espejos regresan a la noche
y la noche es tu cuerpo
aves sin vuelo, vuelo nocturno e intenso de libélulas
que vienen hasta nuestra frontera
en otras palabras comienza la muerte y la cercanía
somos el eco de otros ecos
Desciendo por las grietas incandescentes del fuego
hay voces dentro de mis ojos a la espera del momento
hay fuego nuevo iluminando estas horas
estas horas son la distancia que nos cabalga inmisericorde, frente a mi ventana
Mi ventana abierta a la espera de tu nombre
el humo azul del copal nos enerva hasta la distancia del sueño
acres olores van y vienen sin tregua es enero
ebrios de humo tus ojos aguardan en silencio
hay nombres que nunca más pronunciaré laúd y cencerro
e inevitablemente desaparecerán de la memoria
Hay salamandras habitando mis sueños
mariposas amarillas, testigos de lo eterno
árbol en llamas y llamas en el árbol
cigarras que presagian el verano
Circular I
Sentado bajo la lluvia
veo girar los mundos
espero a la noche
alimento mi fuego
un caballo corre por la plaza central
tras un árbol se estrellan dos sombras
entre mis manos los huesos rotos del tiempo
de miles de hombres sin edad
una banda de palomas alza vuelo sobre semáforos
invertidos
el mundo se queda a solas
de nuevo entre mis manos
Sentado bajo la lluvia el silencio sigue bordeando mis labios
Escritura de luz
Yo escribo entre los árboles
Bosque de amapolas
yo escribo la noche
entre los árboles
Selva infinita de ópalos
luego camino entre sombras, infinitos árboles errantes
y les hablo, y les canto, y les susurro tu nombre
eternidad
escribo la noche agoniza, agoniza pero no lo sabe
escribo el sonido de las palabras hasta gastarlas, hasta
borrar muchas veces su significado
luego escribo el significado de las palabras hasta
encontrarlas de nuevo caminando entre nosotros
escribo para seguir vivo, para seguir «en búsqueda de
la iluminación», novena puerta,
escribo para que otros sigan y sigan el signo
en esta hermandad secreta de buscar buscándose las
alas tatuadas en las manos
pasen la voz, griten hijos de la muerte, que seguimos caminando en el círculo interno entre
símbolos y a tientas infinitamente resucitando.
Ventana de suplicios
A todos los desaparecidos de mi país, 1980-1992
Yo vine a buscarte
desde antes que el muro cayera
entre las piedras y los ríos
caminé palabras y estrellas
de regreso hasta la ausencia
Yo vine a buscarte
a la noche del tiempo
reflejo en el agua clara del pueblo
aunque mis pasos ruedan por otros senderos
frente a nuevos mares te pronuncio
y bajo otros soles todavía te espero
Yo vine a buscarte
Anónimo
presuroso
y silente
bajo la ceniza de otro viento
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