Por Ramón Saba
Nació el 19 de enero de 1961. Poeta, conferencista y narradora. Conocida internacionalmente como Martha Rivera, decidió hace breve tiempo incorporar el apellido materno a su nombre artístico seguido del paterno y separado del mismo por un guión, en reconocimiento a la abnegación de su madre a quien agradece, admira y venera. Nieta del insigne poeta Gastón Fernando Deligne.
Identificada siempre por su lucha social a la que ella misma bautiza como La Resistencia y por su trayectoria sindicalizada con los intereses más dignos de la nación. Militó en las actividades estudiantiles de la Universidad Autónoma de Santo Domingo donde curso estudios sobre ciencias políticas, destacándose como aguerrida dirigente estudiantil.
Martha es una distinguida escritora proveniente de la denominada Generación de los 80, grupo poético que marcó esa década y en el que compartió espacio con José Mármol, José Alejandro Peña, Plinio Chahín, César Zapata, Dionisio de Jesús, Manuel García Cartagena y Rafael Hilario Medina, entre otros. En su residencia se realizaban frecuentemente los encuentros de la mayoría de estos poetas. Fue articulista del periódico Listín Diario, en el cual publicaba su columna Enemigo Rumor, abarcando temas de diferentes vertientes. Ha ofrecido charlas en numerosas universidades e instituciones literarias y académicas tanto en República Dominicana como en otros países. En la actualidad goza del reconocimiento y afecto de todos sus colegas, sean estos veteranos o noveles, siendo invitada a participar en los principales recitales poéticos que se realizan en nuestro país.
Enmarcada en lo que ella misma llama “tortuoso proceso escritural”, ha publicado los poemarios Twenty Century y otros poemas (1985), Transparencia de mi espejo (1985) y Geometría del vértigo (1995). Su poesía figura en muchísimas antologías. En 1995 obtuvo el Premio Internacional Casa de Teatro por su novela He olvidado tu nombre, la cual fue publicada en 1997. Ha sido traducida al inglés, italiano, portugués, francés y alemán. Recientemente puso en circulación su poemario Enma, la noche, el mar y su maithuna y luego el Ministerio de Cultura le publicó sus obras completas en un volumen que recoge toda su producción poética incluyendo Alfabeto de Agua.
Martha Rivera-Garrido considera que “leer es un ejercicio tan fuerte como escribir. Por eso todas las artes tienen una corriente tan fuerte como el teatro y la declamación. Sé de cierto que para escribir bien hay que leer mucho. El oficio me ha enseñado a no creer en escritores que no leen ni sienten pasión por la literatura. Pueden tener mucho talento pero por lo general se desvían o se quedan en el camino. No trascienden o terminan hundiéndose en los lugares comunes. Hay excepciones, pero es bastante preocupante el desprecio y el desconocimiento del instrumento con el que trabajan. Wallace Stevens planteó que “la lengua es un ojo”. El que lee y el que nos lee. Ni más ni menos.”
La brillante ensayista Eli Quezada estima que para ella Martha está “En primera fila de mi admiración. Cuenta además con una vasta bibliografía pasiva, que incluye su presencia en numerosas antologías y libros de texto y de crítica dominicana y extranjera. Ha ofrecido charlas en numerosas universidades e instituciones literarias y académicas alrededor del mundo.”
El reconocido intelectual Manuel García Cartagena ofrece su opinión sobre Martha de manera muy especial y poética: “Serpenteado de tatuajes, todo el cuerpo de Enma es un inmenso mandala. Saber leerlo es la materia pendiente del universo. Tal vez, cuando todo el mar se beba por fin toda la tierra, cuando en la inmensa orgía de donde surgen todos los finales, como en todos los orígenes, el yin ya no tendrá más olor a yang, ni el yoni soñará más con tragarse al lingam hasta hacerlo suyo totalmente. Tal vez por eso, el malecón, como lo sabemos todos los poetas de los ochenta, es nuestro fin del mundo más cercano…”
Mientras que el veterano escritor Federico Jovine Bermúdez nos dice que “Cualquier opinión mía acerca de MRG está viciada, porque parte de una enfermiza admiración por ella, por su poesía, por su forma de ser y porque MRG es una ardiente defensora de la buena literatura. Ella misma es una poeta dotada de una fina sensibilidad, que sabe distinguir el grano malo del bueno, y en consecuencia nos brinda poemas en los cuales nos reflejamos sorprendidos como niños frente al reflejo del agua del estanque. Yo quisiera siempre leer sus poemas y sobre todo, escucharla mientras ella misma lo dice con la pasión de una antigua vestal que se entrega al fuego del amor y del poema, como las diosas del inicio.”
Su gran amiga y reconocida poeta Chiqui Vicioso apunta que “Martha es la musa de la Generación de los 80, especie de Pizarnik de la literatura dominicana, vive para la literatura, a pesar de todos los pesares, que es mucho decir.”
La poeta Leibi Ng señala que “Aunque nos conocimos en las luchas estudiantiles de los 80, yo no tenía idea sobre Martha literata. Cuando salió su novela HE OLVIDADO TU NOMBRE, me sorprendió gratamente. Aída Bonnelly de Díaz fue quien me regaló ese libro y quien ponderó a Martha como la maravillosa escritora que era. No recuerdo si llegamos a tener una tertulia con ella. Después, la publicista Damaris Defilló me acabó de referir su admiración por el magnífico trabajo de la escritora y fue uno solo el posicionamiento de esa obra como la mejor novela de una dominicana que he leído. Martha es mujer de agua etérea, pero a la vez sólida como Iceberg en nuestra Literatura que siempre nos sorprende con nuevas emociones en sus letras.”
La crítica literaria Doris Melo señala que me “me he nutrido de estos fragmentes que publica de cuando en cuando sobre la cotidianidad, Con la seriedad que escribe sobre los asuntos que tienen que ver con la nación dominicana, comprometida hasta el tuétano de sus huesos . Sin embargo una de las cosas que más admiro de esta polifacética mujer, es su brillantez como escritora, pues no es una escritora poeta, cuentista que se saca de la manga lo que escribe, no señor, aún desde lo cotidiano siempre enriquece sus textos con algo muy grande y representativo de la literatura… sus conocimientos teóricos y filosóficos . Entre líneas, Martha permite que el lector reflexione sobre lo que ha dicho y eso es muy importante en el decir literario… saber decir y que el otro lo entienda.”
Finalmente, el poeta y gestor cultural Omar Messón manifiesta que “Recuerdo que conocí a Martha Rivera en una sesión del taller literario César Vallejo en la calle Luperón, quizás era el año 88, no recuerdo bien, pero esa tarde quedé gratamente impresionado de una muchacha que venía con ese aire de desenfado a leer su poesía y a comentarnos algo sobre Alejandra Pizarnik, escritora que en ese entonces no conocía y que a partir de ahí he disfrutado tanto. He leído casi exclusivamente la poesía de Martha, impresiona fundamentalmente el tono intimista con que trata sus problemas emocionales, quiere decirle a todo el mundo, diciéndoselo ella misma, la chispa radiante, la pulsión de lo que siente; su lírica es única, nace de una poeta adulta a quien sólo le interesa la profundidad de la poesía, que es como decir la profundidad de la vida; estructura sus poemas a partir de un concepto que más que intelectual es sensual, sensual en lo que dice y sensual en lo que piensa, sus poemas van resbalando en sentido inverso a la ley de la gravitación universal, pues van desde ella hasta lo infinito. Si hace algunas referencias a entes que trascienden es porque eso forma parte de su vida, de su cotidianidad, quizás de sus cuitas.
Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS con un excepcional poema de Martha Rivera-Garrido:
Mujer #2.
Para Sandy
Todos los hombres que he amado están aquí.
Todos me hacen doler las piernas
y desnudar la ternura de vez en cuando.
Todos contemplan la logicidad de mi caos,
desenredan los internodios de mis cabellos
y cabalgan
todas las veces del amor tantas
cual son.
A todos amo con mi virginidad eterna.
A todos celo con mi pecho blando y sediento.
Todos golpean en mis encierros
con sus cuchillos y sus miserias
todas las veces del mar tantas
cual son.
Todos están aquí, amontonados sobre ti,
multiplicando tu aliento,
humedeciendo tu sexo,
sobre ti, que ahora descansas
sobre la muerta
que ahora soy yo.
Leer sobre la trayectoria literaria de Martha Rivera-Garrido es adentrarse en la interioridad del mismo conocimiento y su don creativo.