bandera
Por René Del Risco Bermúdez

Patria, no sé por que,

pero se me hace

como que estas medio bronca a veces,

que te disgusta esto

que dejarte vivir gratuitamente

(48 mil kilómetros de nombre)

para que un día,

el menos pensado, quizás,

alguien se ajuste el keppis y diga,

como si tu no fueras de carne y hueso, patria:

 

“aquí mandamos yo y los que como yo

sepan leer como les venga en ganas,

al revés o al derecho”.

 

Y en ese instante no cuenta nadie más,

ni el hombre del burro carbonero,

ni la freidora de empanadillas,

ni el morenito limpiabotas,

ni la costurera, ni el tamborero,

ni yo patria,

que a fuerza de no contar me estoy quedando

casi fuera del censo

por completo.

 

Y a mi se me hace como que no estas a gusto,

que eso de la sequía unas veces,

o de las inundaciones con muchisimos muertos,

o de la fiebre aftosa,

o esa gripe que cunde alguna vez

dejando a todo el mundo en cama cuatro días

con dolor en el pecho,

no es mas que tu malhumor

cobrándose una parte de lo que hacen contigo

desde mil cuatrocientos noventa y dos,

cuando tu lomo arqueado,

ese que lavas en aguas del Atlántico,

lo rascó la Santa María

antes de que te embanderillaran con una cruz

“¡ y olé”, dijo Colón,

realmente quiso decir: ” Amén…”

Después de eso, patria

todo ha sido vivirte de regalo,

agarraron tu viento

y con el primer arcabuz

te hicieron el primer agujero,

hoy, patria, es francamente un espectáculo

ver como se cuelan

bandas de mosquitos y rumores

entre los huecos de tu viento!

 

Ha habido gente

muy pesada contigo, eso es lo cierto.

Gente que te ha dividido y repartido,

quemando a fogonazos tus cabellos, te han

ofrecido en venta, en souvenir, en préstamo,

¿qué le parece este pedacito de Quisqueya ?

¡ Pruebalo !

se la regalo entera por un titulo,

por un golpe de estado,

por un puesto,

por una execración en las aduanas,

¡vaya le doy en territorio integro !”

 

Y, en efecto,

te han empeñado cantidad de veces

y a tan módico precio

que se lo han repartido diez familias

que todos conocemos…

 

se habla de ti muchisimo,

en los periódicos, en la televisión,

en el congreso

en el Baluarte cuando conmemoran

aquel bautizo tuyo en febrero.

 

Se dice “patria”, con un traje blanco,

con un grueso cigarro entre los dedos,

con un contrato a punto de firmarse

con unos inversionistas extranjeros,

se dice “patria”, se repite “patria”,

y otra vez “patria” se dice

con un celo

que hasta ti misma, patria,

te han dormido

más de una vez con ese mismo cuento.

“¡Como se salva un pueblo”, se lamentan,

lo criollo no sirve, por supuesto.

 

Por eso es vago el campesino criollo,

borracho y jugador es el obrero,

tus cantantes son pésimos,

tus jóvenes, una bandada de malcriados y turberos

“¡ Aqui no sirve nada, amigo! -asi sentencian-

Ni la bauxita, ni el cafe, ni el azucar,

ni el merengue liniero,

aquí Las Casas la metió hasta el codo,

hay que viajar y ver que diferente

resulta el extranjero

¿ y qué sucede? que de eso viven

de decir que no sirves,

que es un paisaje esto,

y hay que ver la cara con que fingen

que, en realidad, les duele comprenderlo.

 

Por eso, patria, se me hace a veces

que tú, que tienes carne y hueso,

que estas cansada de que te repartan

entre latifundistas y usureros,

vas a salir un día con tu rostro

mas plebe, mas grave, mas paupérrimo,

para decir entonces solamente,

” ¡señores, ya esta bueno!”.