Por Glenda Galán

Como cada año, Art Basel llegó a la Semana de Arte en Mami cargada de sorprendentes obras de arte. Nuestro recorrido comprendió desde las once de la mañana hasta pasadas las cinco de la tarde. Tiempo suficiente para apreciar que la pintura ha seguido retomando su espacio en las muestras de las galerías de arte que ofrecen sus mejores propuestas en la ciudad del sol.

Las instalaciones también tienen su espacio en los pabellones repletos de colores y formas, así como también las técnicas mixtas y las esculturas creadas con diversos materiales y formas.

Retrato de Ya Fatu Conteh del artista Kehinde Wiley

Desde Picasso a Basquiat, de Anish Kapoor, con sus sonoros círculos de acero, hasta los poemas formados por letreros que nos invitan a salir del letargo de la vida contemporánea; todo tiene su espacio en esta muestra formada por diferentes visiones y que este año me parece que logró una muy buena curadoría a nivel de galerías y de la feria en su conjunto.

Luego de pasar los años diez del actual siglo, siento, percibo, noto, que Art Basel va logrando volver a enamorarme, como la primera vez que asistí hace ya tantos años. Una cita a la que solo he fallado en los días en que viví fuera de Florida.

Y hablando de esos años en Atlanta, allí, en el High Museum fue la proeza vez que estuve expuesta a la obra de Kapoor, que dio paso a que este año me acercara a su círculo de acero sonoro a tratar de crear sonidos expansivos, aunque en una dimensión más pequeña que en el museo. Me encantó volvérmelo a encontrar y recordar el maravilloso tiempo que pasé entre los muros del templo de arte de Midtown Atlanta.

Este año llamaron poderosamente mi atención las obras interactiva, que desde hace unos tres años van llenando las muestras, pero, también, las obras creadas con piezas que se repiten. Una de las más maravillosas, los dos murales construidos con legos de Ai Wei Wei.

La maravillosa obra de Yoshimo Nara plasmada en pequeños dibujos que pude disfrutar y el retrato de Ya Fatu Conteh del artista Kehinde Wiley, fueron definitivamente algunas de mis piezas favoritas.

Picasso como siempre, una delicia de descubrimiento entre muros que no sugieren que esconden parte del legado del artista español.

La entrada a la feria este año muy organizada al contar con horarios asignados de antemano para visitarla, la propuesta culinaria muy apropiada para el evento y la organización en general (incluyendo la indumentaria del personal) llenaron mis expectativas.

9 de 10.

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