sombrillas

A René

Síntomas post-encierro

Ahora que las manos ya no se descaman 

bajo la consigna de no morir infectada,

miro hacia atrás y me asaltan las ganas

de abrazar cualquier vestigio de libertad.

Eso que ya no vivimos,  

de pronto deja su saldo, 

el amigo que no viste morir 

te envía un libro desde el más allá

y aun así lo extrañas.

En cada página,

una pausa sin tiempos ni distancias,

atraviesa el último día 

en que desayunaron juntos.

Síntomas post-encierro 

alertan las sienes 

al intentar descubrir algún mensaje secreto 

entre las páginas de aquella reliquia 

envuelta en sobre manila.

Decenas de versos 

nadando sin saber de antemano 

en cual corazón atracarán.

Y a pesar de eso, 

estas segura que el puerto será 

la vesícula extirpada, 

donde una vez hubo vida 

para la poesía.

Glenda Galán.