Por GG

Anjanette formó parte de uno de mis libros, en los que entrevisté a varios escritores latinoamericanos, hace ya dos años. Hoy vuelvo a acercarme a ella, con el “distanciamiento social” que ameritan estos tiempos, con el fin de conversar sobre lo que ha experimentado en estos días extraños en los que la ciudad estuvo más tranquila que de costumbre y a la espera de concretar un abrazo muy pronto.

Aquí nuestro diálogo:

1. ¿Cómo te ha tocado vivir este tiempo dentro de casa?

Para mí hay dos partes en todo esto. Una es ver a tanta gente muriendo y sufriendo. Eso no se lo deseo ni a mi peor enemigo. La otra es el asunto de quedarse en casa que para mí no es un problema. Es más bien un sueño. Gracias a la tecnología y a los trabajadores esenciales puedo estar mucho tiempo en mi casa sin salir y, ¿sabes qué? Puedo vivir sin hacerlo. Al contrario. Me pongo a leer y a escribir y los días vuelan. 

2. ¿Cuáles han sido tus mayores preocupaciones-retos, aparte de la salud?

Lidiar con la gente que quiero y que no tolera lo que sucede, tanto como yo he podido hacerlo, hasta ahora. 

3. Estos días has invertido la mayor parte del tiempo en:

Leer y escribir. Leer y escribir. Pensar. 

4. ¿Has podido crear en este momento? Si es así, ¿puedes hablarme sobre lo que has estado trabajando?

Sí. Muchísimo. He estado haciendo revisiones para mi próxima novela (que he re-escrito dos veces, larga historia). Escribí un ensayo para una antología que saldrá pronto. Se titula Cómo querer a un cubano.  También estoy trabajando en una antología de escritores LatinX para la Universidad de la Florida y con la suerte de contar con escritores increíbles, entre ellos Jennine Capó Crucet, Patricia Engel, Richard Blanco, Hernán Vera Álvarez, Chantel Acevedo, Pedro Medina, Carlos Pintado, José Ignacio “Chascas” Valenzuela y muchos más. Por último, me he estado desarrollando como columnista en un sitio progresista llamado The Americano.

5. ¿Qué te viene a la mente cuando digo “dentro de casa”?

Que es el epicentro de todas las posibilidades. El punto base. Donde te energizas, donde te re-inventas.

6. ¿Se aplazó algo que tenías planeado en el plano literario? Si es así, ¿qué?

No, pero sí tuve que decirle adiós a un proyecto con el que llevaba mucho soñando. Pero a la hora de los mameyes, como dicen en mi isla, las condiciones no eran las correctas. No fue por el virus en sí. Fue porque el virus me dio tiempo a pensar y se me hizo claro que no podía ser. 

7. ¿Sientes en ti algún cambio entre el primer día de restricciones para salir y el día de hoy? 

Sí. Pienso mejor. Me escucho. Converso conmigo. No me ignoro como hago cuando hay demasiado que hacer. No quisiera que esto hubiese pasado. Pero sí creo que teníamos que cogerlo con un poco de take it easy. Íbamos (y seguimos yendo) demasiado apresurados. 

8. ¿Qué es lo más extremo que has hecho en estos días?

Gritar y gritar. Decir malas palabras. Llorar durante horas. No desenredarme el pelo. Comerme una pizza entera. 

9. ¿Has encontrado compañía en algún libro, poema, cuento? ¿Cuál?

En muchos. Demasiados para ponerlos todos aquí. Pero, Los románticos Eléctricos, de Hernán Vera Álvarez, una columna de opinión del escritor Camilo Pino, un ensayo fabuloso del poeta Carlos Pintado titulado Agua con azúcar. El último libro de Julia Álvarez, Afterlife, que está espectacular. Una pequeña novela de Raymond Chandler llamada Finger Man

10.Una canción, un instante, una palabra, una imagen que te viene a la mente en este momento en que hablamos sobre estar dentro de casa durante largo tiempo.

Una frase. Se me ocurrió que el foreseeable future, el futuro inmediato… es ya algo obsoleto. No puedo saber el futuro, ya ni siquiera el más inmediato. 

La vista desde la puerta de mi habitación que lleva a la terraza. 



Una frase que resuma lo que has vivido en este tiempo seria:

Te cambio la frase por este Twitter-poema: 


Links compartidos por la autora: