Por Glenda Galán
Televisión blanco y negro a to’ lo que dá, anuncio de Fab con las dos mellicitas comparando vestidos, Olga y yo cometiendo uno de los peores pecados que podíamos cometer en la casa de mi padre… Ver la novela de las siete.
Era la novela Doña Barbara, con María Baura y Elio Rubens, la primera adaptación que se hizo en Venezuela para televisión de la novela de Rómulo Gallegos.
En ese entonces Olga no sabía quien era Rómulo Gallegos, yo mucho menos, solo recuerdo que quería ser como la actriz de televisión, no por su aspecto físico, si no por lo seductora y tenaz que era esa señora que montaba a caballo.
Tenía unos 4 años quizás, y me impactó tanto esa novela, que cuando crecí la leí dos veces, esta vez sin tener que esconderme de papi, quien siempre nos prohibió ver novelas, y que con esta restricción logró que en varias ocasiones tuviera que dedicarme a sobornar al servicio de casa para poder terminar de ver Topacio o Esmeralda… pero esa es otra historia.
El autor
Rómulo Gallegos, presidente número 34 de Venezuela, que precedió a Romulo Betancourt en la responsabilidad de representar y conducir a su nación, nació en el 1884.
Además de incursionar en la arena política, se convirtió en uno de los escritores mas relevantes del pasado siglo.
Luego de recibir el 80% de los votos en las elecciones que lo llevaron a la presidencia, se convirtió en el político más votado de todos los tiempos en su patria.
Rómulo Gallegos murió en Caracas el 5 de Abril de 1969. En su honor, desde 1964 se otorga anualmente el prestigioso Premio Rómulo Gallegos de novela.
Legado literario
Su trayectoria literaria, la inicia con varias antologías de cuentos y con la publicación en 1920 de su primera novela titulada El último solar, en la que se asoma su estilo costumbrista y su preocupación por los temas sociales. Esta obra fue reeditada en 1930 con el nombre de Reinaldo Solar.
En la obra de Gallegos, las corrientes literarias de la época se superponen, se renuevan con un alma venezolanas que encuentra una nueva forma de decir.
Así lo reflejan muchas de sus novelas, como La Trepadora (1925), Cantaclaro (1934), Canaima (1935) y Doña Bárbara (1929), además de sus obras teatrales y cuentos.
Por un lado Doña Bárbara representó la Venezuela cruel de aquellos tiempos, permeada por la corrupción, la falta de libertad y la injusticia, en la que el tema de la brujería era parte de la vida cotidiana de sus personajes, por otro lado refleja a través del personaje de Santos Luzardo, esa bondad del venezolano, que siempre espera una mejor patria y que lucha contra la injusticia.
El trabajo de Gallegos ha dejado sin dudas una gran huella en la literatura universal, y la creación de uno de los personajes más malvados de la literatura hispana.
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