Por Glenda Galán
Trump ha sido elegido como presidente número 45 de los Estados Unidos de Norte América. Sí, no es broma y todos lo sabemos hoy, a pesar de que muchos nos reíamos y criticábamos cada una de sus comparecencias públicas, en las que su melena rúbia se movía a ritmo de pela de lengua en contra de latinos, con su consigna “Te voy a dar Muro, muro, muro”.
Cuantas lecturas se han sacado de este hecho que aún no ha sido asimilado por algunos norteamericanos y personas de otras nacionalidades, que intuyen que el apocalipsis está cerca. Y aunque el fin de los tiempos tarde en llegar, yo me asusté bastante en estas vacaciones que he pasado en la Gran Manzana, cuando caminé por un New York silencioso luego del día de elecciones. Un silencio de esos incómodos en los que uno sabe porqué no se está hablando, pero se hace el pendejo.
Hay gente que asegura que Hillary no era buena candidata, pues tenía cola que le pisaran, otros que se le hizo más difícil por ser mujer o que los seguidores de Sanders no la perdonaron y que por eso no votaron por ella. Por otro lado, el miedo metido por Trump a los norteamericanos que ven cómo se deteriora su calidad de vida, y que juran que una “plaga hispana”, entre otras cosas, es la culpable de que estén jodidos, es otro de los argumentos que trata de explicar la presidencia ganada por el empresario anti Chaina, Chaina, Chaina, que quiere construir su propia gran muralla.
El papel de los medios buscando subir sus ratings, también, ha sido mencionado por algunos entendidos en asuntos políticos, quienes plantean que aunque Hillary tuvo más medios apoyándola, a Trump le siguieron el juego hasta convertirlo en un monstruo comedor de encuestas.
¿Qué pienso yo sobre todas estas teorías?, pues que todas pudieran tener algo de razón, hasta la teoría de que los votantes están cansados de los políticos y que por eso se aventuraron a probar a un empresario que le agarra el toto a cualquier mujer que le guste, apoyado en su cartera llena de dólares.
¿Qué opino sobre las protestas que se han generado a raíz del triunfo de Trump? Pues que la pesadilla de muchos se hizo realidad mediante elecciones libres y que mi primo de 23 años, que no fue a votar porque no le gustaba ningún candidato, ahora sale a las calles de NY voceando “Ese no es mi presidente” y que no entiendo esa reacción. Si él pudo levantar el fundillo para protestar cuando el palo ya estaba dao, ¿porqué no lo hizo para votar?, ¿Porqué algunos protestan ahora contra la forma de adjudicar los votos, si las reglas del juego estaban claras para los votantes?, pues porque la democracia lo contempla, obvio.
Pienso que el recurso de la protesta es como todo: En demasía empalaga. Ya habrá muchas razones para protestar en este período presidencial, eso lo sé sin ser vidente. Lo positivo en este proceso electoral, para los residentes de la Florida, es que aprobaron el uso de la marihuana medicinal, algo que de seguro ayudará a muchos a seguir riendo y a sobrellevar los próximos cuatro años.
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