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Hay días en que no encuentro las palabras para contar o compartir Miami, estos días han amanecido nublados, quizás como presagio del corte de 75 árboles que quieren llevar a cabo en Downtown, por las noticias que han llegado de Washington de un  tiroteos, o simplemente por el fin de  ciclos en las vidas de los residentes de este pantano soleado, que necesitan de ese gris pretexto para florecer en sonrisas y nuevas historias.

Entre tanto arte, poemas y relatos, sobresalen las zonas más vulnerables de esta parte del mundo donde hay violencia, para qué negarlo? para qué colorear la realidad que nos vive a nosotros, antes de que nos demos cuenta de que andamos de highway en highway sin rumbos hacia la felicidad?

Raúl me comentó que el arte servía para sensibilizar a las personas, mientras que Máximo Caminero insiste en trazar ancestros que  lo lleven a la meta de su búsqueda interna, en realidad yo no se bien para qué escribo, si muchas veces quisiera cambiar de mundo ante tanta cosa fea.

Es en momentos como esos, cuando frente a mi balcón se posan palomas en busca de alimento, abriéndome a la posibilidad de creerme parte de las soluciones que necesita este tiempo en que me ha tocado vivir, de soñar con que mi trabajo es un poquito de la belleza que aún existe entre el lodo y las ganas de creernos inmortales.

El futuro?

Acaba de ocurrir y ya es pasado, solo ahora mientras me lees, puedo decirte gracias por acompañarme en este trayecto.