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©Por Glenda Galán

A raíz de la visita del escritor y periodista mexicano Jorge Volpi a la ciudad de Miami invitado por La Pereza Ediciones, el tema de la desaparición de la literatura Latinoamericana, quedó sobre el tapete en su conferencia llevada a cabo en el Centro Cultural Español de Miami. Por tal motivo cuestionamos a varios escritores latinoamericanos al respecto. En esta segunda entrega compartimos la opinión del gran escritor puertorriqueño Elidio La Torre Lagares

•¿Cómo percibes la literatura latinoamericana en estos tiempos?

-La literatura latinoamericana se ha aglomerado en contornos locales que se piensan más amplios. No es una literatura globalizada, sino glocalizada- las literaturas nacionales se plantean dentro de sus intereses locales pero por esos matices particulares la hacen que se sobreponga a las barreras geográficas o políticas, inclusive. Pero en el fondo, creo que siempre fue así. Yo digo que la segunda mitad del siglo XX la domina la literatura latinoamericana, ciertamente por efecto grandioso del Boom Latinoamericano, pero no debemos olvidar que el Boom, más que un movimiento, fue una ideación, un constructo editorial que aglomeró una serie de escritores magníficos bajo una misma sombrilla. Cortázar se quejaba muchísimo de eso, casi al borde de renegar cualquier vínculo con el fenómeno. Hace unos años, el escritor Ronaldo Menéndez comentaba que la metrópolis sigue siendo España, igual que el los años del Boom. Por tanto, la literatura latinoamericana se sigue validando en Europa y luego revierte. Yo hablaría de literatura trans-latinoamericana.

•¿Crees que se ha  perdido el sentido de lo que es una literatura latinoamericana como tal? 

-Pues, como fenómeno editorial, como comenté sobre el Boom –que le debe mucho a la sagacidad de Carmen Balcells como agente literario- sí; no hay un solo sello que pueda reclamar todos los potros en un mismo establo. Los escritores de mayor proyección en nuestro momento histórico no gozan de un respaldo editorial uniforme. Y enfatizo en el aspecto editorial porque no debemos perder de perspectiva que los cambios que vienen afectando el mundo del libro llevan de la mano a quienes leemos. Ahora, plantearse una literatura trans-latinoamericana, pues sí existe; yo creo que, desde el punto de vista de proyecto literario, Iris de Edmundo Paz Soldán plantea ese rasgo de la glocalización en una novela que mezcla temas indigenistas bolivianos con ciencia especulativa; La ansiedad, de Daniel Link, es una novela argentina que explota los recursos digitales del email y el chat.  O sea, que nuestra latinoamericanidad se construye de otra manera en estos tiempos. Si un escritor se alimenta de lecturas, ya los nuevos escritores no leemos solamente libros- leemos blogs, escuchamos libros en audio, leemos novelas por entrega en Twitter y Facebook, etc.  En fin, la disolución de los soportes tradicionales, como el libro físico, ha dado paso a otros medios de interacción digital y eso ha afectado incluso hasta la manera en que vemos el mundo.

•¿La literatura proveniente de países latinoamericanos ha dejado de interesar en otras partes del mundo?

-No, no creo. Ha dejado de interesar, si acaso, en la medida que, como dijera antes, no hay un sello editorial que los agrupe. Pero, si venimos a ver, Volpí, Paz Soldán, Andrés Neuman, entre otros, son leídos fuera de sus países, aunque están respaldados por editoriales multinacionales. Pero, por ejemplo, en Puerto Rico, Eduardo Lalo obtiene el Premio Internacional de Novela Rómulo Gallegos con una novela ambientada en San Juan y publicada por una editorial pequeña en argentina. Luis Negrón se ha dado a conocer con su libro Mundo cruel a través de editoriales pequeñas de la misma con la misma obra en diversos países, hasta que fue traducida al inglés y le ganó el prestigioso premio Lambda. Alemania, Dinamarca y Francia son países que conozco que, en este momento, tienen interés en la literatura latinoamericana.

¿Existe algún punto de conexión entre la literatura de un país latinoamericano y otro? ¿Cuáles serían esos puntos de convergencia?

– Más allá de escribir en español y de prácticamente tener un pasado común, yo creo que la literatura se va agrupando de acuerdo al lado del Ecuador del que quedan. En el Caribe gozamos de una hermandad maravillosa y ya se ve en las novelas de Rita Indiana, Rey Andujar, Pedro Cabiya un sujeto caribeño de todas partes, sujetos mediatizados. La inquietud vigente que une la literatura latinoamericana actual es polisémica. Es una identidad en movimiento que nos permitirá hablarnos mejor porque surgen otros referentes comunes, por virtud de la tecnología. En el Cono Sur hablan distinto a como hablamos en el Caribe, pero, ojo, en las redes sociales solo somos entes de palabras. Leemos las mismas noticias, escuchamos la misma música, vemos el mismo video y leemos el mismo libro de manera simultánea en diferentes espacios. Así, nuestra translatinoamericanidad separa el espacio del tiempo. Un fenómeno, ¿no? Creo que, en esto, la Internet ha causado el mayor impacto en la vida de los escritores desde la invención de la pluma.

• ¿A qué se debe el hecho de que los libros de autores de un país latinoamericano, muchas veces no son leídos en los otros países del mismo continente?

-Sucede que aún permanecemos intervenidos por ideas del mundo del libro del siglo XX. Aún con la llegada del libro electrónico, no sabemos manejar el soporto y tratamos al libro electrónico como si fuera un libro de papel, y no funciona así. Sin embargo, nos seguimos leyendo y nos seguimos enterando de las novedades a través de las redes sociales y medios digitales de comunicación. El libro ha perdido su monopolio y no nos hemos dado cuenta todavía de ello.

• ¿Qué papel juegan las empresas editoriales en este sentido?

-Mucho y ninguno, diría yo. A las editoriales les persigue la responsabilidad de mantener el valor y la estima del libro y de los lectores, por tanto, aquellas que se encuentren en capacidad de afectar significativamente el mercado, deben abrirse a los actuales decires de nuestra literatura. Eso es lo mucho; pero a la vez, observamos como las editoriales mayores se achican, las pequeñas se recogen, pero las literaturas nacionales de los países siguen produciéndose. El mundo del libro latinoamericano tendrá que conformar su propia manera de reinventarse.

•Como escritor, das importancia al hecho de que lo que escribes se circunscriba a una zona geográfica compartida por otros países o no es algo que te preocupe demasiado?

-Sí, le doy importancia porque yo escribo para que me lean. Mis novelas se anclan siempre en San Juan, porque es la urbe donde vivo, pero a la misma vez viajan a donde yo vaya, sea México, Bogotá, Texas, Santo Domingo o Nueva York. Ahora, al momento de escribir, dejo que la escritura me diga lo que quiere de mí.