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Por Néstor E. Rodríguez

Uno de los aportes artísticos más osados que ha dado la diáspora en cuanto a la teorización de lo dominicano se refiere es, sin lugar a dudas, Dominicanish de Josefina Báez. Publicado en el año 2000, Dominicanish es un texto armado a partir de la obra poética de Báez y adaptado para el teatro por el dramaturgo y director Claudio Mir. Se trata de un texto rico en matices, intensidad y cruces inesperados; proteico en todo el sentido de la palabra.

Desde el título mismo se sugiere la heterogeneidad como marca definitoria del proyecto estético en cuestión: Dominicanish, vocablo que lo mismo remite a la mezcla del inglés y el español de Santo Domingo que a una dominicanidad incompleta por aquello del sufijo inglés “ish”, como sugiere Sophie Maríñez en una de las pocas exégesis académicas publicadas sobre esta importante obra.

En uno de los siete comentarios preliminares que sirven de suplemento a Dominicanish, Báez describe su propuesta, rayando en lo aporético, como un “monólogo, diálogo” y “conversación” a la vez. Con esto parece referirse a su propio proceso de formación en tanto mujer inmigrante, hecho que explica las claves autobiográficas a las que se recurre constantemente en Dominicanish. El monólogo-conversación también parece destacar la pertenencia de Báez a un conglomerado social más amplio integrado por sujetos con los cuales comparte sobre todo vínculos de clase y origen nacional:
Reconociendo mi realidad me río mucho de mí. Y yo soy igual a un fracatán de gente que tenemos orígenes sociales similares; quienes intercalamos risa y llanto, gustos y sustos, dolores y tambores, bachata y rap, aquí y allá. Yo soy una Dominican York. Y esta condición me otorga una infinidad de estímulos constantes y variados.

Al emplear la etiqueta de Dominican York para referirse a su realidad como inmigrante en los Estados Unidos, Báez asume eso que Torres-Saillant ha denominado “la condición diaspórica”, es decir, recarga de sentidos positivos un vocablo que en principio era usado por los dominicanos de dentro de la isla como término peyorativo para identificar a los compatriotas radicados en el extranjero y sus descendientes.

Claudio Mir, al dar su versión sobre el curso de la adaptación de los poemas de Báez al dominio escénico, subraya la dificultad que supuso para él encontrar la forma dramática adecuada para la selección. Interesantemente, las razones técnicas de Mir vienen a reafirmar el carácter aleatorio de esa condición diaspórica que Báez admite y defiende como una suerte de programa vital. Así pues, el dramaturgo explica que al final optó por ubicar el presente de la pieza “en ningún lado, ni en una calle, ni en una casa, ni en un juzgado. Es como si Josefina estuviera suspendida en un lugar no definido. En un lugar que le permite transportarse rápidamente entre puntos distantes”. Ciertamente, se puede argüir que Dominicanish constituye una especie de dominio reticular apuntalado por diversos ejes de índole geográfica, lingüística y cultural. El conjunto de variables que circunda estos ejes, lejos de cancelarse entre sí, activa una dinámica integradora, suerte de “caos lúcido”, para recurrir a un verso del argentino Roberto Juarroz. En efecto, en Dominicanish convergen en un mismo plano valorativo la música de Billy Holiday, los Isley Brothers y la filosofía y narrativa de la tradición hindú, entre muchos otros intextextos, para generar en la protagonista poética un proceso de conocimiento interior destinado a la perpetua irresolución.

Antes mencioné cómo en Dominicanish convergen al menos tres líneas de sentido, a saber: la geográfica, la lingüística y la cultural; tres líneas que se enmarañan en el texto para producir los significados más variados y subrayar que la identidad, como sugiere Glissant, lejos de constituir una esencia inmutable es una variable más dentro de un sistema de relaciones. El siguiente fragmento de Dominicanish ejemplifica el ritmo contrapuntístico que caracteriza el texto de principio a fin:

There is La Romana
Here is 107th street ok
Tú sabes inglés?
Ay habla un chin para nosotros ver si
tú sabes
I was changed they were changed
he she it were changed too.
Pretérito pluscuamperfecto indicativo
imperativo
Back home home is 107 ok
Full fridge full of morisoñando con minute maid
To die dreaming as a maid in a minute.

Los ribetes autobiográficos del texto explican que el escenario bascule entre Nueva York y La Romana, en la parte oriental de República Dominicana y lugar de nacimiento de la autora. En términos del eje lingüístico, la fluctuación entre inglés y español, o mejor dicho, entre inglés y dominicano, se repite incluso en los textos introductorios de Dominicanish, que incluye escritos de Báez, Claudio Mir y Silvio Torres-Saillant en inglés y español.

Ahora bien, la línea de sentido más sobresaliente de Dominicanish la constituye el planteamiento sobre lo cultural que aflora en versos como:
Me chulié en el hall
metí mano en el rufo
Craqueo chicle como Shameka Brown
Hablo como Boricua
y me peino como Morena.

Llama la atención en este fragmento la confluencia de motivos propios de la cultura dominicana y puertorriqueña, dos culturas que la ignorancia nacionalista de ambas islas muchas veces hace ver como antagónicas. “Chuliarse”, en dominicano, es el equivalente a besarse apasionadamente. Mientras que “meter mano” es la frase que los puertorriqueños usan para referirse al acto sexual. En el texto de Báez ambos modismos sirven para remarcar la multiplicidad de vectores y el carácter indefinido del sujeto poético. Igualmente, la confesión de que la hablante se peina “como morena” tiene el efecto de exaltar una herencia racial que en República Dominicana la inmensa mayoría de las mujeres tiende a ocultar a toda costa.

Otro verso que dramatiza los entrecruzamientos culturales en Dominicanish es el antes citado del “morisoñando con minute maid”. Se alude con esto a esa bebida típicamente dominicana hecha a base de leche y jugo de naranja (o de “china”, como decimos nosotros). En el texto esa bebida que ahora se prepara desde el exilio neuyorquino incorpora a su hechura el muy globalizado jugo de la marca Minute Maid: “full of morisoñando con minute maid. To die as a maid in a minute”, continúa refiriendo la voz poética. Este último verso traslada al lector-espectador a la dura realidad del latino pobre en los Estados Unidos, obligado a sostenerse en base a trabajos de servicio con remuneración miserable. En Dominicanish esta conciencia de la precaria situación social del inmigrante pobre constituye a mi juicio uno de los planteamientos más sobresalientes del libro:

Kings and servants depend/ on each other
There can be no king without a servant
And no servant without a king
For silk comes out of a worm/ Gold out of rocks Fire from a piece of wood
But have you heard about the frienship of a king?/… But then again,
how can servants be well?/
It is said that the poor/ the sick, the dreamers and the fools always go into exile.

Otro importante planteamiento reiterado en Dominicanish es la discusión en torno a la condición de la mujer. En este aspecto, Báez se nutre de la herencia del feminismo estadounidense de los 70, que utilizó ampliamente la práctica del “performance” como instrumento de subversión frente al establishment cultural. En ese momento, el impulso eminentemente político de propuestas como “Womanhouse” (1972), de Miriam Shapiro y Judith Chicago, venía aparejado de una intensa experimentación artística. Josefina Báez bebe de esta fuente para adelantar su propuesta estética iconoclasta en el plano de la identidad de género. El fragmento de Dominicanish que mejor ilustra esta idea es el siguiente:

Thanks to the Ganga gracias al ganjes los
tígueres de Bengala no enchinchan la sed
el salto del tíguere hace rato que no es tántrico
thanks to the ganga bengal tigers don’t
move me long gone tantric attacks.

El fragmento citado hace referencia a uno de los sujetos que mejor emblematiza, lamentablemente, al hombre dominicano. Hablo del ‘tíguere’, que en la fauna dominicana equivale, entre otras cosas, a una especie de don Juan que trasciende las barreras de clase social. Báez, por medio de alusiones a la India y Nueva York (el ganjes y la ganga) revela un sujeto femenino reconocido en su capacidad de autoformación y agencia. Este gesto revolucionario frente a los moldes de género vigentes en la cultura dominicana es otro de los elementos que permite llamar la atención sobre Dominicanish como propuesta de subversión, como el emblema de una pedagogía alternativa del sujeto dominicano de hoy, si seguimos el pensamiento de Torres-Saillant en su prólogo al texto de Báez:
Como ilustración de una teoría de la dominicanidad, Dominicanish ofrece un marco ontológico abierto donde todo lo que cabe empíricamente en la vida de los compatriotas en la diáspora necesariamente ha de caber en la formulación de lo que somos como nación.

La producción cultural de la diáspora ofrece una salida audaz al sempiterno debate sobre la identidad cultural dominicana al abrir las puertas a una teoría de la dominicanidad que no depende de lo geográfico como su carta de naturaleza. Dominicanish echa por el suelo esta pretensión, toda vez que reafirma el carácter azaroso y gestual del conjunto de interrelaciones en juego en todo proceso de formación identitaria individual o colectiva. NR

 

Nestor