Caminando por los verdes prados, encontré a un hombre copulando con una yegua.
—¿Qué haces, degenerado? —Pregunté con los ojos saltados como los del animal.
—Pues un centauro. ¿No lo ves? — Me contestó con los ojos tan claros como la tarde que nos miraba. Ante tanta verdad, ya no supe qué decir.
Me fui a casa a leer La Historia Del Mundo.
5 de abril de 2014
kianny N. Antigua
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