Por Sol Lora ¡Que no me tengo! Y estoy tan sola… Ayer sostuve una sombra, con unas manos que creyeron eran mías. Mientras, un pié se quejó de arrastrarla, pataleaba, al momento que ella, colmada de espanto, se cubría el rostro de un negro perfil. Zigzagueante sobre el suelo, escurría por el estrecho...
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