Santo Domingo huele a salitre cuando llegas o te vas, el mar se encarga de despedirte o de darte la bienvenida con su abrazo azul turquesa, un presagio de que allí, en esa pequeña isla enclavada en el Caribe existe aún mucha hermosura a pesar de que los políticos se han encargado de tomar su pedazo de isla a través de la corrupción y la privación de una buena educación a la población.
Una de las delicias de República Dominicana es el pan de agua, ahí no hay pan cubano que se le pare al lado; la rica textura crocante por fuera y suave como el algodón por dentro le confieren a este alimento propiedades mágicas, que insertan a los comensales en el trance de no dejar de comer mientras haya en la funda!
La mágica Zona Colonial con sus tiendecitas, cafés, restaurantes y locales comerciales de un pasado en el que uno se dirigía a Casa Funcia a comprar botones e hilos de cocer, para ser atendido por las hermanas portuguesas propietarias de todo encaje o zeeper que allí cogía polvo en las estanterías.
Cada una tenían como 245 años de edad y no sabían hablar solo pelear, porque vivían entruñadas y se quillaban cuando uno no las entendía y le pedía que repitiera lo que acababan de decir. Yo personalmente, les tenía un miedo del diache cuando chiquita, pero hoy de adulta me da mucha pena haber perdido aquella mercería que fue convertida en iglesia.
Algo de mi niñez que también recuerdo con grato placer son los domingos en los barquitos del lago Enriquillo, en el Mirador; allí sudábamos sin límite de tiempo y disfrutábamos del aire libre sanamente, para mi grata sorpresa, hoy han hecho un hermoso restaurante en ese lugar y los barquitos han sido sustituidos por pedalones.
Volver a Santo Domingo con muchos asuntos familiares pendientes, pero con algo de tiempo para palpar la ciudad, me ha hecho recordar mi infancia más que en ninguna otra visita a la isla, y aunque ya no camino aquellas calles a diario, me encantaría que las cosas mejoren en cuanto a seguridad, educación ciudadana y valores, para que mis hijos y los hijos de mis hijos puedan en algún momento disfrutar lo bello y bueno que tiene aún mi país.
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