Ernesto G.
Sobre el eco avanzas tú,
cazador de esquirlas:
en vano cantas el canto sutil
de las tinieblas.
Todo te ha sido dado
en figuras dormidas.
La danza del goce,
la súplica incierta,
la lengua húmeda.
Bebes el aire de la rosa,
su cuerpo ardiendo
junto a la estrella.
La rosa no es tuya,
cazador de esquirlas,
la rosa no es tuya.
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