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GG

Luego de beber

el trago amargo

que fuiste,

intente de nuevo marotear

frambuesas en el camino,

 

sin lógica aparente

reincido en ese rojo

que me fascina bailar

entre mis labios.

 

adicción,

agridulce roce

que hace sudar mis manos.

 

En cuestiones de gustos,

parece que uno nunca se cura.

 

Cuando ha pasado

un  desengaño

vuelve, como un virus,

ese gusto frutal

que tanto inquieta el alma.