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Por Jimmy Valdez

Ser poeta es un desnudo nombrando la voz que conmueve: es ceñir toda vértebra, todo hueso, las escalinatas dejadas como huellas por un pájaro marino. Es esplendor como ninguna posesión salvada de las hogueras. Es un revés en la legítima duda, una rama batiente, podrir los artefactos, reparar con la ternura el corazón asustado de los seres que han dejado de creer en el amor.

Ser poeta es esa apuesta al mecanismo, la obligación que es inventarse el universo, es la aventura de enloquecer, pues anhelamos desmenuzar al hombre en sus cuatro puntos cardinales: pasado, presente, futuro y alma.

Ser poeta es una mañana, silaba por silaba, perenne e infinita.