lluvia

Glenda Galán

Ahora que no estás

todo ha cambiado,

la lluvia por ejemplo

ya no viene en puntillas

a despertar mi lujuria.

 

Ahora sus gotas

son pequeños latidos

que se encharcan

en las cunetas tapadas de la calle.

 

Si fuera solo la lluvia,

esperaría a que escampe

para empezar a vestirme,

pero el sol parece ir de la mano

con su canto de ventana.

 

Su mamey intenso se difumina

como el invierno en la nieve.

 

En fin, que te extraño

y no se cómo ir vestida

en este recital donde nada pasa.