casa

Por Jimmy Valdez

Cuesta dibujar una casa, ponerle puertas con la estatura de que al pasar el hombre no tenga que dejar afuera el ruido de piedras que es la vida. Cuesta una enorme presencia de sombras y luces, una ventana equinoccial, atada al mango fuerte de la alcoba, sin más urgencias que la costumbre de una guitarra, honda en la cintura, que recueste su cabeza sobre el torso y nos haga rehén al esparcirse por el cuerpo.

Cuesta dibujar una casa, llenarla dentro, que sea exacta; desanudar la certeza de que por fin algo nos pertenece.