Por Glenda Galán
¡Que no destruyan Gazcue! Así cantaba el joven rockero en la década de los 90′s cuando empezaron a construirse edificios en ese hermoso sector capitaleño, y en protesta contra el irrespeto de lo que debió preservarse como patrimonio cultural de los dominicanos.
Años más tarde, y convertido en galerista poseedor de un olfato envidiable para detectar el talento nacional y extranjero, nos habla de lo que ha sido su vida expuesta a la onda expansiva del el arte, y de cómo encontró una forma de preservar y dar a conocer el patrimonio cultural de nuestro pueblo, a través de la promoción de nuestros artistas y de un grupo selecto de artistas caribeños.
–¿Desde cuándo y cómo te involucras en el mundo de las galerías?
–Comencé a trabajar desde principio de los 80s, cuando tenía 18años, en Atelier Gazcue, un negocio familiar fundado en 1971 (en la casa de mi abuela Martha Brown) por mi madre Marcelle Pérez Brown y su esposo Mario Giachero.
En este espacio los artistas descubrieron un nido, que suplía sus necesidades de materiales (acrílicos, óleos, canvas, pinceles, barnices, etc.) y taller de enmarcado. Pero más que todo lo anterior, un lugar donde los artistas se sentían en su casa con un trato fraternal, especialmente liderado por la luminosidad, empatía, sensibilidad y complicidad que brindaba mi madre a los que nos visitaban y hacían del Atelier ese espacio vivo, de discusiones existenciales y filosóficas, conversaciones inteligentes e intercambios culturales (Música, Arte, Poesía y literatura).
En ese escenario aprendí desde muy temprano que para ganarse la vida había que trabajar, y si además te gustaba el oficio, ya eras un ser privilegiado.
Intercambié amistad con diversos artistas que me marcaron, entre ellos el inolvidable Jochy Russo Risoli.
A mediados de los 80′s conocí a Chichí García Cordero, hicimos amistad instantáneamente. Apesar de la diferencia de edad, nos unían el arte, Los Beatles y Los Rolling Stones.
Le compré mi primer dibujo para iniciar mi incipiente colección en RD$150, y a plazos de RD$20 pesos mensuales.
Luego el futuro maestro contemporáneo, en un exilio voluntario, provocado por la dictadura de Balaguer, se va a París. Tiempo más tarde, en un viaje que hice por Europa visité a mi amigo García Cordero en su estudio en París. Creo que sin saberlo, allí empezó todo, cuando vi la obra del artista, entendí que debía hacer algo para que el mundo la conociera.
–¿Cómo fueron esos años de inicio?
A principio de los 90′s, la dinámica converge entre el grupo de rock Cahobazul, Atelier Gazcue, la Universidad y la llegada de mi primera hija Marcelle. Sucede que García Cordero retorna temporalmente Santo Domingo y me propone que le organice una exposición individual en el Atelier Gazcue, se llamo “Still Life”, fue el día de mi cumpleaños, un 26 de mayo 1993, e irónicamente no pude asistir al opening, afectado por una laringitis, el éxito fue rotundo, marcaba sin saberlo mi destino y mi carrera, si así se le puede llamar, como galerista.
–Eres músico, ¿cómo crees que esa faceta artística ha influenciado tu ejercicio como galerista?
No me considero músico, amo la música, y quizás desarrollé empíricamente alguna facilidad para escribir, componer, tocar un poco de guitarra, un poco de guitarra-bajo, cantar, y por la necesidad de expresarme como artista, he podido tener la suerte de formar varias bandas en distintas décadas: Bazoucco, Cahobazul y recientemente el proyecto alternativo o alter/ego que titulamos Lyle & Los Rayos Solares, donde he contado con el apoyo de grandes músicos y amigos como Juan Solares, con quien produjimos el álbum “Demencia Temporal’” que cuenta con la participación de los colegas Juan Francisco Ordoñez, Giuseppe Bonarelli, Alfredo Balcacer, Alexis El Científico, Ariel Sánchez, entre otros.
Creo que el hecho de instalarme en el mundo del arte contemporáneo con una visión rockera, ha influido en mi visión estética desde una perspectiva particular a partir de creación artística, hay elementos de rebeldía, irreverencia, libertad, provocación, honestidad, experimentación, y además, el lenguaje con los artistas se hace fluido, con alguien que puede entender de modo natural lo que sucede en sus cabezas.
–¿Cuál ha sido el mayor reto que has enfrentado en el mundo de la venta y exhibición de obras de arte en nuestro país?
El mayor reto ha sido dar a conocer y consolidar nuestra propuesta estética de vanguardia (Gerard Ellis, Jorge Pineda, García Cordero, Gustavo Pena, Hulda Guzmán, Raúl Recio, Raquel Paiewonsky, Limber Vilorio, entre otros) en nuestro país e internacionalmente, además de intentar colocar de igual a igual, el nombre de nuestros artistas nacionales, en los circuitos del contexto internacional, con sus pares, a nivel de prestigio, reconocimiento, valoración de sus obras a un mismo nivel en todos los mercados, y que este trabajo incida directamente en el mercado nacional.
Por otro lado ,La credibilidad y el apoyo que hemos recibido por parte de un nutrido grupo de coleccionistas criollos y del exterior, así como de artistas, galeristas, críticos y curadores, ha sido fundamental.
Al mismo tiempo, otro reto importante ha sido, desde el principio consolidar nuestro staff y hacer posible que algunos de los artistas que han liderado las vanguardias del Caribe y Latinoamérica se integrasen en el universo de República Dominicana.
Un ejemplo palpable, son los cubanos José Bedia, Luis Cruz Azaceta, Gustavo Acosta y Edouard Duval Carrie de Haití, así como también el fotógrafo argentino Marcos López, el maestro uruguayo Ignacio Iturria, quienes con su presencia sin precedentes han aportado calidad a nuestra escena cultural.
• Miami es sin dudas una ciudad productora de arte, ¿cómo fue la experiencia de llevar tu negocio a esa ciudad?
Miami ha sido desde finales de los 80′s mi segunda casa, mi madre tuvo un apto art deco en Miami Beach por mucho tiempo, donde pasábamos los veranos, y desde 1992 he estado visitando las ferias como “Art Miami” , donde comencé a darme cuenta por donde quería empezar a caminar. Cuando veía las obras de Bedia o Azaceta, en galerías que venían de New York, era para mi, casi un imposible pensar que algún día podría tener mi propia galería y representarlos.
Luego cuando me lancé en solitario y monté mi propio espacio en la Plaza Andalucía, la historia empezó a escribirse sola. Rompimos desde la primera colectiva inaugural “Welcome to the Caribbean”, en alusión a una obra de García Cordero.
Mi experiencia en Wynwood Art District fue increíble (2005/2010) más de lo que imaginé. En ese periodo donde un interesante grupo de galeristas internacionales se instalaron y abrieron sus puertas en los espacios donde antes había fabricas o almacenes, organizábamos una exposición mensual y durante los masivos “Gallery Walk”, recibíamos una suerte de tsunamis en grupos, que venían a los openings . Los coleccionistas asistían temprano o al otro día.
–¿Qué te llevaste de Miami?
En Miami logramos muy buena conexión con la comunidad artística/coleccionistas/críticos y nuestro espacio se convirtió en una referencia.
Allí descubrí por accidente, en el estudio de otro artista, la obra del creador emergente, de origen cubano, Víctor Payares. Le organicé el primer show de su vida, recién graduado; la muestra fue su tesis.
Llegó un momento que teniendo mi familia en Santo Domingo la doble vida de vivir entre Santo Domingo/Miami más las 7 ferias que hacía por USA/Europa/Sur América, a veces me despertaba y literalmente en los primeros segundos, no sabía dónde estaba. Me cansé de tantos aeropuertos
Aunque no fuimos a Miami en busca del American Dream, Wynwood Art District, consolidó nuestro proyecto y la experiencia me demostró que cuando te propones algo y lo visualizas, es posible realizarlo, no descarto la posibilidad de volver a abrir una sucursal en otra capital del mundo.
• Un curador es…
El curador es un experto en discernimiento entre lo que tiene potencial para ser o no ser a nivel estético, de discurso, en el oficio, lenguaje, concepto, entre lo que podría trascender o no, según su juicio; entre lo que es arte honesto o no.
Su principal herramienta es el ojo y la intuición, a parte del buen gusto, el intelecto, la cultura, la contra-cultura, la preparación académica y la experiencia.
–¿Qué sobra y qué falta en República Dominicana en el área de las artes visuales?
En RD nos sobra talento, aunque la preparación académica es precaria, el apoyo a la cultura por parte de las instituciones es casi inexistente. Contra todo pronóstico, solo los que tienen el talento a flor de piel y la convicción íntima de que pese a la adversidad, van a ser artistas, lo logran.
–¿Cómo eliges a un artista para representarlo?
Elijo a los artistas por intuición, uso mi ojo como herramienta principal, creo en ellas/ellos cuando me impacta su obra por su originalidad, honestidad, aporte al arte universal, su oficio, lenguaje particular, innovación, concepto, honestidad, frescura, atrevimiento, cuando triunfa la locura e impacta el intelecto con humor, con ironía, con ideas inteligentes, con buen gusto.
No me interesa su curriculum, no lo veo; de hecho es irrelevante y considero que un curador que se respete y esté seguro de que puede seleccionar lo bueno desde el pantano de la duda, lo que es arte puro, tiene una batalla y un respeto bajo la piel.
Cuando descubrí a Gerard Ellis (tenemos una década creciendo juntos) ya había ido 3 veces a la galería con su portafolio, por mala suerte en aquel momento, no le puse mucha atención.
Sucede que participé como jurado de selección en el Museo de Arte Moderno, para una Bienal Nacional, y mientras caminábamos por las salas salvando y descartando obras, me llamó la atención en un muro distante, una pieza minimalista, limpia, de fondo blanco con un soldadito verde ensangrentado, me acerque para conocer a ese nuevo talento desconocido que emergía ante mis ojos: Era Gerard Ellis. Todo tiene su momento.
–¿Cuáles artistas representa la galería Lyle O.Reitzel en la actualidad?
–En estos momentos represento un nutrido grupo de artistas dominicanos de diferentes generaciones: García Cordero, Jorge Pineda, Inés Tolentino, Raúl Recio, Scherezade García, Gerard Ellis, Limber Vilorio, Melissa Mejía, Hulda Guzmán, Gustavo Pena, Tania Marmolejo, Roberto Muñoz, así como José Bedia, Luis Cruz Azaceta, Gustavo Acosta, Víctor Payares, Carlos Estévez y Eduardo Sarmiento de origen cubano. Edouard Duval Carrie (Haití), Luciano Goizueta (Costa Rica), Juan Erlich y Marcos López(Argentina) Milton Becerra (Venezuela) entre otros.
–¿Crees que se nos ha escapado mucho talento de la isla?
–Es posible que mucho talento escape, pero la mayoría vuelve o sigue en contacto permanente desde la diáspora.
–¿Cuál es el principal aporte de la Bienal de Santo Domingo en cuanto a las artes y a los mismos artistas?
–El principal aporte sería el dialogo de varias generaciones de artistas en un contexto colectivo, con las diferentes propuestas que deberían aportar reflexiones sobre los problemas políticos, sociales, sexuales, de género, de medio ambiente , de la sobre información y la condición humana de nuestro tiempo, una bienal es un termómetro de la creación artística de un momento en una región específica, nos da una idea de como estamos y hacia donde vamos.
• Un artista que admiras es…
–Admiro mucho las obras Picasso, Jean Michel Basquiat, Wilfredo Lam, Francis Bacon, Amsel Kiefer y William Kentridge.
• Una ciudad que no debe dejar de conocer un amante del arte es…
–Un amante del arte debe conocer New York, Paris, Londres, Paris, Berlín, Madrid, Barcelona, Buenos Aires, La Habana…
–¿Cómo es el mundo de las galerías de arte en República Dominicana, tiene algo en común con el de Miami o son realidades muy diferentes?
El mundo de las galerías que yo conozco es el mío, y el de las galerías que visito especialmente en Chelsea NY. En Santo Domingo no creo que existe un circuito de arte, las galerías de arte en general no tienen ninguna propuesta, ni representan una línea coherente de artistas. El que compra y vende arte, o cuelga cualquier cosa que se venda en las paredes no es galerista, Vende cuadros.
La palabra galerista merece un poco de respeto. un galerista arriesga todo lo que tiene por su propuesta y va hasta al fin del mundo a defenderla. Un galerista no vende lo que se vende, impone su gusto, su estética. Crea una referencia.
–¿Cómo ha sido la experiencia de participar en Art Contex en la semana de Art Basel en Miami?
Hemos participado en las más importantes ferias de arte contemporáneo satélites co-laterales que surgen a partir de Art Basel, como son: Context Art Miami, Scope Miami, Pulse Miami, Photo Miami. Al mismo tiempo con nuestra galería de Wynwood hemos organizado eventos simultáneos como ’THE EGO SHOW’ y un Solo Show de José Bedia entre otros.
También junto a Edouard Duval Carrie fuimos los curadores de la exposición “TRILOGIA CARIBE: José Bedia, Duval Carrie y García Cordero”, evento oficial en el programa de Art Basel 2010. En Art Basel Miami Beach hemos participado como invitados a la fiesta de un museo ambulante y disfrutamos de sus openings enriquecedores.
–¿Ha sido esta una década de gloria en las artes dominicanas?
Ha sido una gran década para el afianzamiento del arte hecho en RD, donde a pesar de lo fragmentado que los dominicanos hacemos el trabajo (cada uno por su lado, sin ninguna política de estado de apoyo a las artes y la cultura), hemos dado la cara por el país, poniendo en alto nuestra bandera en la bienales y ferias internacionales más prestigiosas del mundo, como es el caso de la Bienal de Venecia, donde el colectivo dominicano Quinta Pata, por 3ra vez consecutiva representó el pais con éxito, y Gerard Ellis fue invitado por primera vez a exhibir con nuestra galería en VOLTA NY, una de las más importantes ferias de New York.
A raíz de este show Ellis expuso en una prestigiosa galería de Chelsea NY, siendo el primer dominicano en lograrlo. Así mismo García Cordero fue galardonado por el senado de Francia con la medalla al merito y expuso su solo show ” Black & White Rock and Roll” en Pinta Londres 2013, con nuestra galería, siendo el primer dominicano en lograrlo.
Comentarios