Cuando empecé el proyecto de la revista cultural Dominicana en Miami, pasé unas semanas preparando la plataforma, los diseños, los textos, el contenido gráfico. Eran tantos detalles, que en uno de esos días en los que amanecí trabajando junto a uno de los colaboradores de la revista, le pregunté si el estaba consciente de que estábamos locos.
Locos, porque hacer un proyecto sin tener el apoyo de algún patrocinador o institución que pudiera enfrentar los gastos que genera esta industria de letras e ideas, es una empresa que en estos tiempos es difícil de entender.
En una sociedad donde el valor de las cosas es simplemente monetario, es realmente una locura lanzarse por “Amor al arte” a escribir todos los días sobre Miami, sus eventos culturales y su gente, o sobre el arte en cualquier lugar del mundo.
Anoche al asistir al panel sobre revistas digitales de Miami, en el marco de la Feria Internacional del Libro, comprobé que no estoy sola en esta locura de compartir con otros ideas, visiones artísticas e información cultural.
Aunque sabía de la existencia de esas publicaciones electrónicas, las cuales por cierto son excelentes y recomendables para todo el que quiera encontrar contenido de alta calidad en el plano cultural, no había tenido la oportunidad de compartir con todos los que hacen posible esas joyas de revistas.
En el panel participaron Maricel Mayor Marsán de la revista Baquiana, que se ha publicado constantemente durante 15 años, Omar villasana de la revista Nagari, Mónica Prandi de la revista Letra Urbana, Pedro Medina de la revista Sub-Urbano y Arturo Morell del Koubek Center como moderador.
Cada uno de ellos habló con tanta pasión de lo que hace, que me di cuenta que algo está cambiando en Miami, y que ese cambio que se va generando de la mano de personas como estas, es muy positivo.
A parte de hablar de cada proyecto y los rasgos que definen cada revista, también se conversó de lo que tienen en común estas instituciones; ese dar a conocer el Miami que yo he ido descubriendo también, un Miami plural de hispanounidenses (palabra que nos comentara Maricel que ha sido aprobada por la Real Academia de la lengua desde el pasado año).
Un Miami que va tomando una identidad propia, que a pesar de sus múltiples voces, es una factoría de arte, que poco a poco va encontrando un punto de encuentro, gracias al trabajo de tantos artistas que han venido a La Florida para desarrollar su mundo artístico.
Cada uno de los miembros de ese panel, expresó ese gusto que tienen por lo que hacen, ese amor por la cultura y por nuestra ciudad y eso me conmovió bastante. Ver como trabajan incansablemente como hormiguitas, para compartir las ideas y conocimientos que van adquiriendo, es en verdad una labor digna de exhaltar y de agradecer.
A cada una de esas publicaciones digitales que mes tras mes van haciendo camino, para que Miami sea mejor conocido como lo que es, una ciudad factoría de arte; mis respetos y admiración.
Gracias por acompañarme en la locura de escribir, de creer en que siempre hay algo hermoso que nos falta por conocer y compartir.
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