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Uno de los lugares más maravillosos que he visitado en Halloween es Salem la ciudad donde, siglos atrás, se llevaron a cabo una serie de procesos judiciales a personas acusadas de  “tener alucinaciones y contacto con el demonio”.

Las cuatro partes en las que se dividió la Corte Superior de la Judicatura de 1693  se celebraron en la aldea de Salem, Ipwich, Boston y Charlestown, pero solo se produjeron tres condenas de los treinta y un juicios llevados a cabo por esa corte. Los dos tribunales condenaron a veintinueve personas por brujería. Diecinueve de los acusados —catorce mujeres y cinco hombres— fueron ahorcados. Giles Corey, se negó a emitir declaración y murió lapidado en un intento de obligarlo.

Se cree que estas alucinaciones que experimentaron algunos de los integrantes de esa comunidad, se debieron al fanatismo religioso que imperaba en esas tierras, donde cada familia vigilaba a sus vecinos, por miedo de sufrir la ira de Dios, traducida en la pérdida de cosechas y de ganado. Llevados por el miedo, los ciudadanos seguían estrictamente un comportamiento religioso establecido y todo lo que fuera diferente era mal visto. Otros le adjudican estas alucinaciones a intoxicación por la ingesta de pan de centeno fermentado que contiene elementos químicos similares al alucinógeno LSD.

Esta historia de horror es hoy una atracción turística y motor económico de la ciudad que recibe a curiosos y amantes de estos temas. En el Salem de hoy puedes encontrarte a decenas de personas almorzando en un cementerio construido como parque de recreo lleno de lápidas falsas, gente con vestimentas góticas o brujas que se ofrecen a adivinarte el futuro, haciendo que la fantasía y la realidad confluyan en una maravillosa y misteriosa experiencia. Las casas del terror también abundan en los alrededores y se necesita tener paciencia para poder entrar en ellas por la cantidad de personas que en esta época del año llenan las calles.  En Salem también se puedes visitar un pequeño museo donde se exhiben pasajes de aquellos horrendos hechos.

Sin dudas, visitar Salem es una de esas experiencias que uno nunca olvida.

Yo volvería ¿y tú, te atreves?

Salem, 2009.