El 30 de septiembre del año 1924, nace en New Orleans el escritor Truman Capote, creador de la famosa novela Desayuno en Tiffaby’s (1958), que fue llevada al cine por Blake Edwards con la bella Audrey Hepburn como la ambiciosa Holly Golightly.
Entre sus novelas se destaca también A sangre fría (1966), uno de sus mejores trabajos según la crítica y que al catalogarlo como Novela de no ficción, en la que se combinan elementos literarios con otros propios de la investigación periodística y que sirvió de referente para el nuevo periodismo estadounidense,
Sus relaciones con la alta sociedad newyorkina que le abrió las puertas durante mucho tiempo como escritor y personaje excéntrico, se vio afectada al publicar algunos capítulos de su novela inconclusa, Plegarias atendidas, en los que hace revelaciones de personas, ocultas en personajes fácilmente detestables en la vida real.
En su último libro Música para camaleones, utilizó para representarse a sí mismo a un gemelo suyo como personaje, el cual declara: «Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio», frase muy controversial en aquellos tiempos.
Truman Capote muere por sobredosis en 1984.
Frases inolvidables de desayuno en Tiffany’s.
“Jamás se me ocurrió, en aquellos tiempos, escribir sobre Holly Golightly… Era una de las inquilinas del viejo edificiode piedra arenisca; ocupaba el apartamento que estaba debajo del mío… Fue uno de aquellos buzones lo primero que me condujo a enterarme de la existencia de Holly Golightly… Pero nuestra relación personal no empezó hasta septiembre, una noche atravesada por los primeros y fríos estremecimientos del otoño”…
“Nunca me han dicho nada los abriles, es el otoño lo que me parece la estación inaugural, primaveral; y así me sentí mientras permanecía sentado con Holly en la barandilla de la entrada del cobertizo. Pensé en el futuro, y hablé del pasado”…
“Fuera como fuese, dejó de llamar a mi timbre. Lo eché de menos; y a medida que los días fueron disolviéndose comencé a sentir por ella cierto desproporcionado resentimeinto, como si mi mejor amigo se hubiese olvidado de mí… Una inquietante soledad se filtró en mi vida, pero no me produjo ningún deseo de buscar a mis amigos más antiguos, que ahora me parecían una dieta, sin sal ni azúcar”…
“Quiero seguir siendo yo cuando, una mañana, al despertar, recuerde que tengo que desayunar en Tiffany´s. No quiero poseer nada hasta que encuentre un lugar donde yo esté en mi lugar y las cosas estén en el suyo. Todavía no estoy segura de dónde está ese lugar. Pero sé que aspecto tiene. Es como Tiffany´s. Y no creas que me muero por las joyas. Los diamantes sí. Pero llevar diamantes sin haber cumplido los cuarenta en una horterada; y entonces todavía resulta peligroso. Sólo quedan bien cuando los llevan mujeres verdaderamente viejas… Pero no es eso lo que me vuelve loca en Tiffany´s… He comprobado que lo mejor que me sienta es tomar un taxi e ir a Tiffany´s. Me calma de golpe, ese silencio, esa atmósfera tan arrogante; en un sitio así, no podría ocurrirte nada malo, es imposible, en medio de esos hombres con los trajes tan elegantes y ese encantador aroma a plata y a billetero de cocodrilo. Si encontrara un lugar en la vida real donde me sintiera como me siento en Tiffany´s, me compraría unos cuantos muebles y le pondría nombre al gato.
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