©Por Glenda Galán
El Chascas es uno de los escritores de nuestra ciudad que ha sido exitoso desde los diversos géneros que ha abordado en su literatura. Desde guiones de telenovelas y novelas juveniles, sus historias han sido disfrutadas por millones de televidentes y lectores, en todo el mundo, sin embargo, sus libros de cuentos infantiles –los que han recibido la misma acogida–, son los que me mueven, hoy, a conversar con él desde mi balcón. Ahora que es padre por primera vez, no solo de una hermosa niña, sino, de una lectora empedernida, me da curiosidad saber cómo van sus proyectos en este tiempo tan extraño que nos ha tocado vivir.
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1. ¿Cómo te ha tocado vivir el tiempo tan diferente que atravesamos?
He descubierto que mi manera de vivir, desde 1995 (el año que empecé a trabajar como escritor profesional) es lo que hoy se llama “cuarentena”. Llevo 25 años encerrado en casa, dedicándole jornadas completas a la escritura. Por lo tanto, a nivel de rutina no ha habido mayores cambios en esta casa. Sin embargo, la sensación de saber que estamos atravesando una pandemia mundial y que estamos en las peores manos que podíamos imaginar (y me refiero directamente a Trump y De Santis, presidente de USA y gobernador de Florida respectivamente) me tiene con un altísimo nivel de ansiedad y angustia. La sensación de saber que el Coronavirus ha venido a desnudar la precariedad de nuestros sistemas de salud pública, la corrupción, la falta de liderazgo y, en muchos casos, de inteligencia, ha sido fundamental para sentirme huérfano de líderes. Y eso es lo que más me preocupa: de una u otra manera el Coronavirus va a pasar, pero las autoridades negligentes van a quedar. Y eso me parece aún más grave que el mismo virus.
2. Estos días has invertido la mayor parte del tiempo en: escribir capítulos de mi nueva serie de Netflix, en preparar biberones para mi hija Leonora, en cambiar pañales, en desinfectar bolsas de supermercado, en respirar hondo para tratar de controlar la ansiedad galopante y en poner música a todo volumen para bailar, cantar y oxigenar la casa.
3. A parte de tus famosos guiones de novelas y novelas para jóvenes, escribes libros dirigidos a los más pequeños, una audiencia muy difícil (lo digo como madre de dos amantes de la lectura), ¿cuál es, para ti, el mayor reto de cara a compartir tus historias con esos lectores?
El mayor reto siempre ha sido ponerme de tú a tú con un lector infantil. Con narrarle el mundo, los personajes, la anécdota, desde su altura y no desde un nivel superior. Siempre he pensado que los críticos más feroces e inteligentes son los niños, por lo que no me parece fácil ni simple escribir para ellos. Al revés. Odio cuando la literatura infantil busca transmitir mensajes, enseñanzas o moralina. Detesto esos cuentos que revelan a un profesor más que a un escritor. Yo escribo para entretenerme, para entretener a otros, para que los lectores sientan placer y diversión dando vueltas las páginas de un libro. Y hacer eso para niños es el mayor de los retos, porque tengo que ver el mundo a través de sus ojos. Y no hay ojos más puros, certeros y fascinantes que los de un niño.
4. Eres padre de una pequeña lectora, lo vemos en muchas de las fotos que has publicado en tus redes, donde toma sus libros favoritos de su librero (casi siempre el mismo). ¿El ser su padre ha cambiado la forma en que ves o abordas la literatura infantil?
Creo que en términos objetivos, no. No siento que la presencia de Leonora haya cambiado en algo mi manera de escribir, o de abordar esas temáticas tal como venía haciéndolo desde antes de su nacimiento. Lo que su presencia sí ha provocado es que mis lecturas infantiles se han multiplicado de una manera exponencial. Ahora leo muchísima más literatura infantil que antes, sobre todo porque ella es una gozadora compulsiva de los libros, y me pide durante todo el día que le lea diferentes historias. Digamos que, gracias a ella, he tenido un reencuentro abrumador con literatura que hacía mucho no dedicaba tiempo.
5. Según mi óptica, a través de la literatura infantil se transmite esperanza y se refuerza la curiosidad por todas las cosas que pasan en el mundo. ¿Te ha acompañado esa palabra “Esperanza” en este tiempo de incertidumbre? si es así, ¿de qué manera? y ¿Qué es lo que más ha despertado tu curiosidad en este tiempo?
Reconozco que me está costando mucho encontrar esperanza en el huracán de noticias desoladoras que nos rodean. Quiero creer que en algún futuro no muy lejano podremos volver a reproducir parte de la vida que llevábamos antes, y que tanto me gustaba. Pero, a veces, me invade el pesimismo, sobre todo cuando veo que el ser humano no sabe seguir órdenes, que hay una gran masa egoísta e ignorante que no cree en la ciencia, que no quieren cuidarse para así cuidar a otros, y que no están dispuestos ni siquiera a ponerse una mascarilla cuando salen a la calle. Por lo mismo, la escritura ha sido una gran salvadora. Mi manera de resolver mis problemas siempre ha sido escribir sobre ellos, solucionarlos en el papel. Y eso es lo que he estado haciendo: escribiendo mucho, para así hacer las paces con tanto caos. No sé hasta cuándo pueda seguir haciéndolo.
6. ¿Hay algo, aprendido de los niños, que te haya ayudado a ver con ojos diferente el distanciamiento al que hemos sido llamados por la situación que atravesamos?
Ha habido varios momentos, durante estos últimos meses, en los cuales he tenido que buscar refugio en mi hija. El saber que el mundo se ha hecho hostil allá afuera, peligroso, injusto y mortal, ha provocado que mi único consuelo sea refugiarme tras las paredes de mi casa. No sé si haya algo aprendido de los niños que me permita ver con ojos diferentes el mundo al otro lado de la ventana. Pero sí sé que sumergirme en juegos infantiles, en lecturas de gatos con botas, príncipes valientes o niñas que salen al bosque vestidas de rojo, me ha regalado un espacio de paz mental, de tranquilidad, un oasis seguro y balsámico, donde poder escapar cuando la ansiedad arrecia.
7. ¿Has podido crear en este momento? Si es así, ¿puedes hablarme sobre lo que has estado trabajando?
Afortunadamente, el confinamiento no es algo desconocido para mí. Prácticamente vivo en cuarentena desde que comencé a trabajar como escritor profesional. Durante este tiempo terminé un libro para jóvenes y adultos, que entregué a Editorial Planeta, y he estado muy ocupado escribiendo, puliendo y corrigiendo mi serie para Netflix que se estrenará en algún momento de comienzos del próximo año. Dentro de las próximas semanas, comienzo a escribir una nueva serie, esta vez para Sony. El encierro siempre ha sido provechoso para mí, y me hace sentir contenido y focalizado.
8. ¿Hay algún personaje de tus cuentos infantiles con el que más te identifiques? y ¿por qué? (pueden ser varios).
Me identifico muchísimo con Nino, el protagonista de “Mi tío Pachunga”. Nino es exagerado, intenso, quisquilloso, trabajólico, querendón con los niños, obsesivo con las cosas que le gustan, rechaza el desorden, tiene una opinión para todo y es capaz de organizar un huracán de diversión en apenas unos minutos. Y yo quiero creer que soy así. A lo mejor disto mucho de parecerme a él pero, al menos, trato todos los días de acercarme a ese ideal de personaje.
9. ¿Has encontrado compañía, en estos meses, en algún libro, poema, cuento? ¿Cuál?
Con una hija de casi 16 meses de vida, no hay mucho tiempo ni libertad para poder escoger nada. Por lo mismo, hay un libro que me eligió a mí y no tuve más escapatoria que leerlo una y otra vez. Se trata de “La gallina, el gato y el tribunal”, de la escritora chilena Ana María Guiraldes. Por alguna razón, Leonora se obsesionó con él. Quizá es su encantador cuento en verso, o tal vez las preciosas ilustraciones de Ricardo Guiraldes. Lo que sea, algo hay en esa historia que la tiene hace ya varios meses repitiendo una y otra vez la misma rutina: todas las mañanas, después de tomarse su leche y vestirse, corre a sacar el libro de la repisa y me lo trae para que se lo lea. Lo mismo se reproduce en la noche, antes de irse a dormir. Así es que esta interminable cuarentena tiene el color, el sabor y la rima de un cuento en versos donde la gallina le da un picotón al gato y él, ofendido, va a acusarla con el león.
10.La niñez es: ese espacio de la vida donde la magia existe y tú eres el mejor mago de todos.
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José Ignacio Valenzuela (1972, Chile). Guionista y escritor, conocido también, con el apodo de Chascas. Ha desarrollado una vasta carrera como escritor y guionista de cine y televisión en Chile, México, Puerto Rico y Estados Unidos. Egresado del colegio de la Alliance Française de Santiago, estudió Literatura y Estética en la Universidad Católica. Tiene un largo trayecto como escritor y guionista de cine y televisión en Chile, México y Estados Unidos.
Ha trabajado para la televisión en el campo de las teleseries y ha estado nominado a un Premio EMMY. En el cine logro un gran éxito con su película Corazón de Melón. En lo literario, Valenzuela ha publicado varias novelas y novelas cortas, además de varios relatos y literatura infantil-juvenil. Además, el autor ha destacado como profesor en talleres de escritura. Ha escrito más de treinta libros, entre ellos:El filo de tu piel (Puerto Rico, 2006), Con la noche encima (LOM Ediciones, Santiago, 1999), Qué pasó con Sofía Alcántara (Andujar Ediciones, Chile, 1996), Un monstruo en la familia (Planeta, México, 2020), Mi tío Pachunga (Bibaro, España, 2019), El filo de tu piel (edición aniversario), Suma de letras, México, 2019), To the end of the world (Deletrea,Estados Unidos, 2018), Hashtag ( Nube de tinta, 2017) , Mi abuela, la loca (Birabiro, España, 2016), Pepito y la calle más aburrida del mundo (México, 2016), Malaluna ( México, 2015), Mi abuela, la loca ( México, 2015).
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