©Por Glenda Galán
Foto:@adellehart
Melissa Mejía Rizik ha pintado un retrato de mi sobrina Carolina. Me llama la atención que, a pesar de parecerse mucho a ella, su figura forma parte de un mundo creado por la artista, donde el erotismo traspasa el lienzo y los colores brillantes se combinan de manera exquisita. En ese momento nace la idea de entrevistar a su creadora.
Melissa es afable y franca, lo que da pie a una grata conversación, en la que me cuenta sobre su constante búsqueda por conectar con las demás personas, desde su obra.
Esta joven artista, que ha experiementado lo que es sentirse sin motivación para enfrentarse el lienzo, ha sabido vencer lo que, para ella, ha sido el momento más oscuro de su vida, asumiéndolo como una experiencia enriquecedora, de la que ha resurgido con más ideas y ganas de seguir creando.
¿Desde cuándo sientes inclinación por las artes plásticas?
Desde que tengo un año. Yo era muy hiperactiva y mi mamá me enseñó a agarrar el lápiz a muy temprana edad. Desde ese momento no paré.
¿Cuando tomas consciencia de que eso que hacen muchos niños, tú lo haces muy bien?
Me di cuenta del impacto que tenía mi destreza, cuando a los cuatro o cinco años, a mis primas le compraron una pizarra con tizas de colores, allí les hacía un dibujo todas las semanas. Cuando yo volvía a visitarlas, la siguiente semana, el dibujo seguía intacto, pues ellas no querían borrarlo porque les encantaba. Luego, mis amigas me empezaron a pedir que les hiciera dibujos para decorar sus cuadernos.
¿Cómo logras plasmar en un solo lienzo a una mujer que es muy sweet, pero que, al mismo tiempo, tiene una gran carga erótica?
Yo soy amabas. Me di cuenta hace poco el porqué yo dibujaba esas imagines “eróticas”. Por lo general, yo no pienso mucho lo que voy a pintar, yo pinto desde las entrañas. Hay veces que pienso que el mismo universo me va guiando, pues empiezo a ver cosas que me llaman la atención y me van llegando las ideas. Y me di cuenta de que esas mujeres no tienen que ver con sexualidad, ni con erotismo. Es, más bien, la libertad que yo sentía cuando pintaba esas imágenes. yo sentía que yo estaba presente, pues me pasé una gran parte de mi vida en la que me sentía como invisible.
¿Porqué?, si eres una mujer tan bella y con tanto talento.
No tiene que ver con cosas externas, pues yo tuve todo: familia, amigos, todo. Era, más bien, que yo era muy introvertida y me acomodaba mucho en mi mundo, internalizando todo. Cuando quería conectar con las personas, se me hacía muy difícil, pues soy muy vergonzosa y tímida.
Esto era una manera de hacer algo que yo sentía que me faltaba, pero que estaba ahí y el arte me permitió poder sacarlo.
Veo que has utilizado fotos tuyas como modelo de tus propias obras.
Sí. Es algo instintivo. Si quiero pintar a una chica en una pose yo me tomo la foto para captar el gesto que quiero, y sale mi esencia.
¿Adquiriste el dominio que tienes de la figura humana cuando fuiste estudiante de Altos de Cavón o ya venías con eso al iniciar tus estudios allí?
Todos los procesos que yo he pasado han influido. Desde niña yo buscaba las revistas para copiar a las modelos y trataba de que me quedaran iguales a las fotos. Siempre tuve esa fascinación por la figura humana y, como buscaba cómo perfeccionar eso, aprovechaba cualquier recurso que yo tuviera a mi disposición.
¿Qué dejó en ti tu paso por Altos de Chavón?
Una de las cosas que meas me marcó de Chavón fue muy dolorosa, y te la voy a contar: Yo tengo una gran habilidad para dibujar, te puedo hacer un retrato idéntico a ti, o sea, un buen dibujo. Eso es algo con lo que yo llegué a Chavón. Un día entregué una tarea que consistía en un autoretrato del que yo me sentía muy orgullosa, pues para mí estaba perfecto; de sacar cien. Entonces, el profesor lo ve y me dice: “Está muy bonito y parece una foto, pero yo prefiero la foto. ¿Para qué vas a hacer algo que parezca una foto si ya exístela foto?¿Dónde está tu marca? ¿Dónde está tu huella?. Si yo voy a una calle en París hay cientos de artistas que te pueden hacer excelentes retratos, ¿Qué es lo que te va a separar a ti de eso?”
Eso me dolió muchísimo. Me dio en la madre, pero a partir de ahí algo se me movió y empezó la búsqueda, de eso que he ido haciendo en los últimos años.
¿Cómo fuiste encontrando ese lugar donde habitan tus personajes?
Ese lugar está dentro de mí, es como mi santuario y yo lo estoy sacando. Yo no tengo mucha intensión de que me comprendan o de tener un discurso, sino que, simplemente, quiero enseñar ese mundo que está dentro de mí.
Si te pidiera que le asignaras un color a tu obra, ¿Cuál elegirías?
Rosado.
¿Porqué?
Porque ese es el color de mi alma. Cuando yo veo el rosado, algo dentro de mí se mueve.
Sé que estas trabajando en tu próxima exposición individual, ¿Cuál va a ser la temática de ese show y qué tamaños de obras podremos encontrar?
Es mi primera exposición individual en diez años. El tema es el amor. Los formatos van desde 6 X 8 pies, hasta miniaturas. Además voy a exhibir una colección de platos de porcelana.
Tú no paras, esa mente tuya vive dando vueltas.
Sí. A mí no me da el tiempo para hacer todo lo que se me ocurre.
¿Qué ha sido lo más satisfactorio de poseer el talento que tienes y que has desarrollado?
Yo estoy agradecida por ese regalo, pues para mí el arte es un regalo y el poder crear de esa manera. Lo más satisfactorio ha sido el sentimiento de libertad que me da el arte y el poder usarlo para sanarme. Tiendo a ser una persona que reprime mucho y se me ha hecho muy difícil conectar con los demás seres humanos y el arte ha sido una manera de yo conectar. Eso para mí, es lo más importante.
¿Cuál ha sido el mayor reto al que te has enfrentado como artista?
Mi mayor reto ha sido mi propia mente, pues por mucho tiempo me quedé estancada con muchos pensamientos y creencias falsas, en cuanto a que no merecía ciertas cosas, como por ejemplo el éxito o ser amada. Fue un momento muy oscuro en mi vida y todo estaba pasando en mi mente, pues afuera todo estaba bien.
¿Cómo lograste salir de ese momento y estar en este momento en el que agradeces el talento que tienes y lo asumes?
Muchas razones, pero la que está relacionada con el tema de mi arte es esta: Cuando yo vi que no tenía nada, ni una idea –siendo una persona a la que no le da el tiempo para hacer todas las cosas que se le ocurren, como te dije antes–, eso hizo una catarsis dentro de mí. Yo estaba vacía y sin ningún deseo de pintar. Me di cuanta de que, o yo me extinguía como ser humano o nacía de nuevo. Después de eso yo soy otra persona.
¿Qué hiciste para que volviera esa creatividad a aflorar?
Volvió multiplicada por cien. Hice cambios en mi estructura de vida, ahora yo tengo un orden diferente. Un ejemplo que puedo darte es que antes yo dormía cuando me daba sueño, pintaba en la noche o en el día, todo era un desorden. Ahora yo me levanto a las cinco de la mañana y tengo todo un proceso con disciplina.
Debe ser muy duro no poder enfrentarse a un lienzo, incluso dices que sentías que te extinguías.
Fue el momento más doloroso de mi vida, pero estoy súper agradecida de ese momento. Dicen que del dolor se crece y fue un momento donde yo tomé una decisión de vida. Fue un momento decisivo en el que, o yo continuaba ahogándome en ese dolor y victimizándome, o tomaba control de mi vida, como lo hice.
¿Haber asumido tu talento te da un sentimiento de responsabilidad o es algo en lo que no piensas?
Sí, me da un sentimiento de que tengo un regalo y de que tengo un propósito.
¿Cuál es ese propósito?
Practicar el amor en todos los aspectos de mi vida, lo mejor que yo pueda.
Comentarios