Por más lejos que uno se encuentre del país donde nació, hay algo que siempre nos atrae a ese pedazo de tierra. En el caso de los dominicano, los recuerdos de lugares emblemáticos como el edificio de la Santo domingo Motors con su vehículo colgado, muy similar al de un edificio de la Biscayne Boulevard en Miami, las calles mágicas de la zona colonial, que al caer la noche se tiñen de amarillo, producto de la luz de las farolas colocadas hace algunos años en esa vía de adoquines y recuerdos.
El aroma del café, los nuevos centros comerciales y negocios originales, son también parte de la Santo Domingo que nos abre los brazos cada vez que vamos de visita.
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