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Por GG

El pasado fin de semana asistí a la puesta en escena de la obra  AmiguísimasHP del dramaturgo cubano Marcos Miranda, una experiencia que resultó muy interesante para una dominicana que cada día aprende más sobre la cultura de los cubanos radicados en el sur de la Florida. La sala Catarsis del Teatro Trail fue el punto de encuentro de una comunidad que apoya las iniciativas de sus artistas en la ciudad del sol.

Amiguísimas…HP trata de dos mujeres que se encuentran en el vestíbulo del teatro y entablan una conversación mientras esperan que empiece la obra que han ido a ver. Una de ellas, reconoce a la otra y le recuerda todas las vivencias que compartieron en Cuba, mientras que la otra, no tiene idea de quién es esa mujer que conoce tanto sobre ella y sobre su familia.

La obra escrita por Miranda y desarrollada en dos actos  está basada en el cuento Amigos del alma, de Luigi Pirandello (1867-1936) y los dos personajes son interpretados por las actrices Rosa Paseiro y Alis García, quienes en sus diálogos nos hacen partícipes de las calamidades que muchos cubanos han tenido que sobrellevar antes de llegar a Estados Unidos. Pero no todo es color de rosa en “la Yuma”, aquí en Miami hay que trabajar duro y saber inglés para salir adelante, siendo estos factores, los que permiten que los hijos de los inmigrantes tengan una mejor vida que sus progenitores, quienes, en  muchos casos, se dedican a sacarlos adelante, a costa de tener que sacrificar sus propios sueños.

La obra, cuya musicalización estuvo a cargo de Jorge Estadella, transcurre entre diálogos simpáticos, intercalados por momentos que retratan la dura realidad de muchas mujeres, de cara a la vida en pareja y que nos muestran que, a pesar de emigrar a un lugar como Miami, donde aún se conservan muchas de las tradiciones cubanas, el inmigrante siempre pierde algo invaluable al partir de su isla.

Esa lucha por conservar en la memoria a los amigos, las tragedias y los hermosos momentos de la juventud es plasmada en esta divertida obra, mientras las dos mujeres van creando un lazo de intimidad mediante la conversación que sostienen. Ambas nos hacen partícipes de muchas de las costumbres de los jóvenes cubanos mientras son estudiantes y cuando contraen matrimonio, en una Cuba donde las carencias materiales son parte del día a día y el sexo es una forma de experimentar la libertad.

Yarisleidy,  la más joven de las dos mujeres, es precisamente la que no recuerda el nombre de su amiga, que se encarga  de recordarle vivencias de un pasado que compartieron, quizás a manera de plasmar la forma de ver el mundo de las nuevas generaciones cubanas y la importancia que mantienen las viejas generaciones en cuanto a preservar la memoria de un pueblo que ha tenido que emigrar a causa de la difícil situación política que se vive en la isla.

Estos personajes, de edad madura, comparten también sus historias sentimentales y sus sueños de progresar en la tierra que las ha acogido, mientras una de ellas sigue sin recordar el nombre de la otra, hasta que un final inesperado nos sorprende y nos muestra que, muchas veces, la vida nos hace topar con historias inconclusas del pasado,  porque, como dice la canción compuesta por Estadella para esta obra, “las piedras como la vida rodando se han de encontrar, no importa donde las tiren, ellas buscan su lugar”.