Por Fernando Ureña Rib http://www.urenaribfoundation.com Por el malecón de Santo Domingo iba un hombre joven caminando frente a mí. Llevaba sandalias, vestía de blanco y su abundante cabellera rubia se mecía al vaivén de la brisa marina. Al llegar a la esquina de la Av. Pasteur se detuvo, miró...
Comentarios