©Por Glenda Galan
Vivir la vida al máximo es su mayor fuente de inspiración, seguir escribiendo su mayor sueño, en una país que enfrenta una profunda crisis, el escritor español Juan Miguel Juliá Sierra sigue enfocado en su trabajo literario, sin esperar o descartar mejores tiempos.
Autodidacta y amante de la lectura, este creador decidió publicar su primer libro luego de un proceso de trabajo en privado y desde entonces no ha parado. Actualmente trabaja en la publicación de su tercer libro y es articulista en Diario Balear.
Es siempre un placer conocer gente que no se deja vencer por las adversidades, que no ve como un reto el ser escritor, sino como una pasión que le mueve con alegría durante todo el proceso creativo. Definitivamente disfruté este encuentro con este escritor mallorquín y comparto con ustedes nuestra conversación.
• Empezaste a escribir de manera privada, ¿qué te motivó a publicar tu primer libro, El lomo aterciopelado del diablo?
-Tras llevar muchos años escribiendo en la intimidad, como bien dices, les mostré mi trabajo a algunas personas directamente relacionadas con el mundo literario y me animaron a tratar de publicarlo. Así que me decidí a armar un libro con mis poemas y me di cuenta de que tenía una autobiografía de los últimos años de mi vida. Lo envié a algunas editoriales y al poco tiempo la editorial Seleer me dio la oportunidad de publicar mi primer libro. Así nació “El Lomo Aterciopelado del Diablo”.
• Eres autodidacta, ¿qué autores te han sido tus maestros?
-Hay muchos autores que han ejercido influencia sobre mí. He disfrutado mucho con la lectura de los escritores de la generación “beat” americana y sus aledaños. Desde Jack Kerouack, Henri Miller, Charles Buckowsky, William Burroughs, John Fante, Allen Ginsberg u otros hasta algunos anteriores e inspiradores de esa generación como William Faulkner, T.S. Elliot o E.E. Cummings. Desde Boudelaire o Rimbaud a autores españoles comenzando por Miguel Hernández, que para mí es una influencia fundamental tanto a nivel literario como vital, o Lorca. Y otros más cercanos en el tiempo como Jaime Gil De Biedma el propio Panero, por desgracia recientemente fallecido.
• ¿Qué escritores de Latinoamérica te han llamado la atención al leerles?
-Principalmente Isabel Allende y García Márquez, su último libro “Historia de mis putas tristes” me conmovió de forma especial.
• ¿Qué poetas Latinoamericanos te gusta leer?
-Sería también una lista muy larga. Sabines, Borges, Benedetti, Neruda y tantos otros…
• Un libro inolvidable es…
-Hay tantos… Quizás “En el Camino” de Jack Kerouack.
• El mayor reto que te ha tocado enfrentar como escritor y poeta es…
-Si debo ser sincero no tengo la sensación de haberme enfrentado a ningún reto porque nunca lo he enfocado como un reto. Para mí escribir es una fuente inacabable de placer y fluye todo con naturalidad. Me apasiona tanto el proceso creativo como todo lo que lo rodea.
• Cuéntame ¿cómo ves el mundo literario actual en España?
-El mundo literario en España está en el mismo agujero que cualquier otro aspecto cultural del país gracias a las políticas del gobierno que tenemos.
• ¿Cómo es la vida literaria de Palma de Mallorca en estos momentos?
-Realmente es sorprendente que en una isla, con todas las limitaciones que ello implica y un núcleo de población no muy alto, haya una vida literaria tan rica y creativa. Creo que la isla en si misma actúa de fuerza inspiradora y generadora de esa energía.
• ¿Qué tipo de literatura no te interesa y por qué?
-No acostumbro a leer libros que percibo que están fabricados para ser vendidos lo cuál incluye evidentemente muchísimos títulos y probablemente haga que me pierda buenos libros. Pero no puedo evitarlo.
• ¿Cómo se gesta tu libro de poesía El infierno se cocina a fuego lento?
-Se gesta de forma espontánea y natural por la simple necesidad de escribir y la impresión de tener cosas que contar.
• Háblame del título
-Es el título de uno de los poemas y trata de transmitir lo difícil que es salir de una situación difícil en España cuando las circunstancias te han arrastrado hacia muy abajo. Uno tiene la sensación de que todo está diseñado para que sea muy difícil huir de esa situación en beneficio de los intereses de una minoría.
• ¿En qué proyecto literario trabajas actualmente?
-Tengo finalizado y en proceso de maquetación mi próximo libro que espero que salga a la luz en breve.
• El libro que actualmente reposa sobre tu mesa de noche es…
-“Danza de la Muerte” de Leopoldo María Panero.
• ¿Qué te inspira como poeta?
-Vivir la vida con la máxima intensidad posible. No sé otra manera de hacerlo.
• Ser poeta es…
-Sentir pasión por lo que te sucede y te rodea.
• Madrid es…
-Un tiburón de hermosa piel y afilados colmillos.
• Un sueño por cumplir
-Seguir viviendo y escribiendo.
• ¿Qué poemas tuyos quisieras compartir con nuestros lectores?
-Aquí os dejo tres poemas de “En el Infierno se Cocina a Fuego Lento”.
Subo al autobús,
está lleno,
me hago hueco en un rincón
apoyado en un cristal,
en la siguiente parada
sube un hombre
sin brazos,
lleva una camiseta sin mangas
y unos extraños muñones
salen directamente
de sus hombros.
Un señor que iba sentado
le cede amablemente su sitio,
él lo rechaza pero el señor insiste
y finalmente se sienta,
al poco desde la parte delantera
llega una chica
que va con él y al parecer
estaba pagando los billetes,
es muy fea y lleva gafas
con cristales muy anchos,
se sienta sobre sus piernas
y le besa sonoramente en la mejilla
y luego se besan en los labios,
ella le dice algo al oído,
los dos ríen,
él más discretamente,
ella es más escandalosa,
comienzan a cantar una canción de moda
mientras ella golpea suavemente
en las piernas de él y se contonea
como si fuera cabalgando,
de pronto su asiento se ha convertido
en una fiesta aparte
dentro del autobús,
los dos llevan ropa vieja y gastada
y dan la sensación de llevar tiempo sin ducharse
pero rebosan felicidad
en contraste con el resto
de rostros serios y callados.
Las risas y los besos y las canciones continúan,
a la gente parecen hacerles sentirse incómodos,
son demasiado extraños
y felices,
parece molestar que alguien
muestre alegría
sin motivo aparente,
sin embargo a mí
me hacen sentir bien,
entonces se bajan,
el autobús sigue su camino
en completo
silencio.
EN EL LUGAR DONDE YACEMOS, AMOR
Allá donde tu palidez encendía mi mirada ¿recuerdas?
allá donde los riscos, los espinos y el precipicio se alzaban
y tu luz se derramaba como el sol entrando en mi cuarto ahora
a través de las cortinas naranjas del amanecer,
allá donde estuve horas y horas atisbando en tu hermoso
y pequeño cráneo en el que sembré caracoles y perlas
y frutos tardíos, allá en la tumba que imaginé,
unidos, aferrados, un abrazo de huesos fermentados
amándose y ahora sí,
ahora digo que el tiempo se cayó de aquellos días
y se ha fragmentado en recuerdos que ya no aúno
y apenas distingo ya el día de la noche,
tu cabello del vino, el presente del pasado,
tu cintura del desatino y así como me encaramo
a la cúpula que me brindas desciendo al mismo tiempo
a las horas del abismo,
no seas cruel con mi pesar, deja en remojo mi orgullo,
tus piernas me abarcan así como al océano
y a mi errático camino,
no me recuerdes, no me tortures meciéndome
en tu pensamiento, ese mareo ya lo conozco,
ya me tragué ese hastío,
ahora me duelen los párpados,
ahora cerraré los ojos,
ahora me conformo con ser
los restos
de tú cigarrillo.
UN HIJO MÁS
Necesito que la lluvia me atraviese y entre limpia en mi pecho
y apague el infierno que abrasa mis venas,
mi alma, mi delirio, mi entendimiento
y extiende un rastro de cólera en mi interior
inflamando el odio absoluto hacia todo lo vivo y hacia mí,
soy la coraza de mi odio, soy el templo de mi infierno,
amanezco a la una del mediodía en un banco en la calle
con una resaca descomunal, no recuerdo nada,
la gente se aleja de mí al pasar,
otro pedazo de vida entregado al olvido,
borracheras salvajes, pájaros muertos en mi pecho,
el precio del amor salvaje a la vida es el dolor salvaje por la vida,
recuerdos cercenados,
fogonazos cegadores de una realidad no vivida,
la angustia aferrada a mi cuello,
ejércitos a la carga sobre mi espalda,
tigres invitados a cenar y nada en la nevera,
un tormento en las córneas, temblor en los zapatos,
la culpa es un reino infinito,
la insatisfacción es el buque de mi prisa,
me deslizo por un sumidero hacia una cloaca en llamas,
la carretera se bifurca en una sola dirección
y al igual que tú, al final sólo soy un hijo más
prisionero del Padre redentor,
hijo del pecado, de la culpa y de la penitencia,
hijo de la tela de araña,
hijo de una sociedad controlada por gobiernos bastardos,
por la iglesia, por los mercados, por la necesidad,
hijo de una felicidad ínfima y abstracta
comprada a sangre y fuego con la propia vida,
la propia vida a cambio de la felicidad,
una felicidad tan cara que sin alcohol ni drogas
ni antidepresivos ni psiquiatras ni manicomios
no seríamos capaces de soportarla,
una felicidad que nos empuja a buscar la salvación
en la noche, en el coño, en la huida,
una huida en constante retorno al punto de partida,
una huida a lomos del propio Diablo,
una huida a lomos del mismo Diablo
que ha provocado nuestra huida,
un Diablo
al que llamamos
Dios.
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