Por Ramón Saba
Nació en San Pedro de Macorís el 19 de abril de 1917, cuyo nombre completo es Carmen Natalia Martínez Bonilla y falleció en Santo Domingo Murió el 6 de Enero de 1976.
Escritora, periodista, feminista y poetisa romántica. Firmó sus trabajos literarios con sus nombres de pila, sin utilizar sus apellidos. Estudió en la Escuela Salomé Ureña. Completó algunos cursos en la Universidad de Santo Domingo, antiguo nombre de la hoy Universidad Autónoma de Santo Domingo. Colaboró tanto en Los Nuevos como en La Poesía Sorprendida. Emigró hacia Puerto Rico en el 1950 en calidad de exiliada, por las persecuciones políticas a que fue sometida por el gobierno del entonces dictador Rafael Leónidas Trujillo Molina por su rebeldía contra el régimen despótico; en esa hermana nación escribe gran parte de sus obras, algunas de las cuales fueron presentadas por la radio y la televisión puertorriqueña en el que también fue directora de la revista Ventanas. A la caída de Trujillo, fue nombrada Embajadora Alterna en las Naciones Unidas y posteriormente Representante Alterna en el Consejo de la OEA Presidenta de la Comisión Interamericana de Mujeres (CIM) de la OE y Delegada de la República Dominicana en la Junta Directiva de UNICEF. Fue la representante del país en congresos sobre liderazgo y capacitación femenina en diversos países de Latinoamérica, como Colombia, Perú y Brasil.
En su poesía se percibe dolor, soledad y angustia. Fue una mujer valiente que enfrentó la tiranía trujillista y se de los derechos civiles y políticos de todas las ciudadanas del mundo. El hombre tras las rejas es un extenso monólogo donde plasma lo desgarrador del gobierno del sátrapa dictador al que combatió con tesón.
Notables plumas, algunos de ellos ya ausentes de este plano, externaron opiniones favorables sobre esta distinguida escritora: El gran cuentista Virgilio Díaz Grullón considera que “Carmen Natalia era la inspiración y el alma presente de la Juventud Democrática Dominicana (organización juvenil anti-trujillista surgida a mediados de 1940). Ella era el centro de todo, ofreciendo su entusiasmo, su inagotable capacidad de trabajo y su fe en el futuro democrático del país.”; También el renombrado poeta chileno Alberto Baeza Flores tuvo palabras de reconocimiento para ella : “su poesía nada de rebuscamiento, eliminación de barroquismos y elementos usados por los románticos de fiebre y descontrol ardiente al exterior. La ternura y la vocación subterránea de una expresión que busca los medios más simples y sonrientes para expresar su desesperación íntima y su soledad”. Nuestro Poeta Nacional Pedro Mir también externó: “Fue coherente a sus principios y en sus versos aflora la nostalgia, el hastío por el hecho de vivir en una sociedad donde se negaba el derecho a la disensión, a la palabra, a los más elementales derechos humanos. Elevó su canto para glorificar a las valientes dominicanas que enfrentaron al régimen de Trujillo, en Y que no está lejano el día en que su poesía y ella misma, con todo lo que en ella hay de alegre y de fuerte, de inteligente y de humano, transite entre las manos del pueblo con cintas de colores y cuentas de música“. Y nuestro queridísimo ensayista Mariano Lebrón Saviñón externó: “era de una poesía ágil y femenina, de alta categoría, que nada debe a Juana de Ibarbourou, Delmira Agustini o Gabriela Mistral y se yergue a la misma altura que ellas. Su poesía es un lirismo que brota fresco, como agua de la misma fuente de su corazón”.
Su extenso poema Llanto sin término por el hijo nunca ha llegado le mereció un primer premio del Ateneo de Puerto Rico en el 1959. Otros títulos que completan parte de la obra de Carmen Natalia son Alma adentro (poesía); en teatro infantil Adaptaciones de la Cenicienta y la Bella Durmiente, El milagro de la Epifanía, Estampas de la vida de María, Ha caído un anillo al mar, El retorno de la reina Mab, Luna Gitana y Monólogo tras las rejas y sus novelas La Victoria y Cristóbal.
La enciclopedista Aurelia Castillo cuenta sobre Carmen Natalia que “En 1950 abandona el país, por persecuciones políticas, residiendo desde entonces en el exterior.”
El poetq Federico Jovine Bermúdez se refiere a ella de la siguiente manera: “Exquisita poeta petromacorisana que asombró a nuestro mundo intelectual con sus poemas de elegante factura y de hondo contenido humano con el mismo contenido social que alentaba en las obras de los poetas de su tiempo, porque Carmen Natalia escribió su poesía como una bandera que hizo ondear bajo los cielos más altos de la Patria. Carmen Natalia forma parte de la Juventud Democrática, glorioso intento de la juventud dominicana por reivindicar el pensamiento de Duarte, lo que determina que en el 1946, hiciera estremecer el edulcorante universo creado por el Tirano. Ella se proyectó en Puerto Rico escribiendo poemas fundamentales de nuestra literatura como la hermosa Oda al soldado inminente. Luego de la muerte del tirano Carmen Natalia Martínez Bonilla regresa al país, fatalmente disminuida por la enfermedad que al cabo de cierto tiempo se la llevaría a la tumba. No puede escribirse ningún ensayo acerca de la literatura petromacorisana ni puede escribirse la historia de la literatura dominicana si su nombre no fulgura en ella con caracteres áureos.
La intelectual Máxima Hernández revela que “Sin lugar a dudas, fue una mujer rebelde e intransigente antitrujillista a carta cabal, que enfrentó y denunció con valentía, pregonando públicamente y en la clandestinidad, las barbaridades del régimen. Siguió su lucha desde el exilio cuando toda la familia debió marcharse ahogada, acosada, perseguida por la dictadura. A sus luchas políticas agregó la expresión precoz de sus múltiples inquietudes literarias y artísticas, de su sensibilidad social, humana, y de un especial y protector instinto maternal que se manifestaba en sus hermanos menores y sobrinos hacia los que volcaba ternuras, afectos, educación, incentivando en ellos su mismo amor por las letras, el arte, su generosidad sin límites y la recia tenacidad de su espíritu combativo.”
El escritor Fari Rosario opina que “No sólo fue una poeta sino también narradora. La victoria es una novela singular, novedosa y digna de ser leída. Natalia fue una escritora con inquietudes estéticas y espirituales muy profundas. Es una pena que una estación del Metro no lleve su nombre.”
Finalmente la poeta Chiqui Vicioso asegura que “No llegó a colaborar con la Poesía Sorprendida por la elogiosa critica que de ella hiciera Contín Aybar, entonces, como ahora, los poetas se agrupaban y excluían a quienes no pensaran como ellos. Su poesía tiene mucha resonancia de la de Julia de Burgos, cuyo poema Al hijo no nacido inspiró el libro que le ganara la premiación del Ateneo. Fue un acto de justicia cósmica que sustituyera en la ONU a esa impostora del feminismo que fue Minerva Bernardino. Excelente poeta, mejor ser humano, Carmen Natalia es un modelo a seguir por la juventud dominicana.”
Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS con un sublime poema de Carmen Natalia:
Oda Heroica a las Mirabal
No hubo blancura igual a su blancura
Nardo, azucena, lirio… magnolia de su carne.
Carne hecha para el beso, fue pasto de las balas…
Las Mirabal cayeron bajo el plomo cobarde.
Ayúdame a subirlas al pedestal de piedra
donde graba la historia los nombres de sus mártires.
Ayúdame a decir que cosa grande hicieron
estas mujeres cíclopes, estas mujeres ángeles.
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