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Cada navidad los Reyes Magos me obsequiaban hermosos regalos. Entre ellos, algunos de los juguetes en mi lista de deseos, que reposaba junto a un puñado de hierba y agua para camellos llegados de oriente. Llamaba mi atención que, entre los regalos, siempre encontraba varios libros envueltos en papeles brillantes, aunque estos no se encontraran en mi lista. A esos regalos no les hacía tanto caso como a las barbies, patines, teléfonos con pilas o maquillajes,  hasta que unas semanas más tarde la quietud de haber sudado la fiebre de los nuevos juguetes, volteaba mi mirada hacia la mesita de noche, mostrándome aquellos libros en los que se escondían nuevos mundos.

Entre los libros que recuerdo vienen a mi mente: Mujercitas, La cabaña del tío Tom, La vuelta al mundo en 80 días, entre tantos otros que, año tras año, me motivaban a leer y a soñar con esos personajes y sus entornos.

Años más tarde, cuando mis hijos esperaban a Santa, él también motivaba la lectura de mis chiquitines bilíngues trayéndoles, desde el Polo Norte,  libros escritos en inglés y en español. A eso de los siete años de edad ellos mismos empezaron a pedir sus libros favoritos a Santa y desde ese entonces no han parado de leer “compulsivamente”.

El amor a la lectura es un legado que debemos plantar en nuestros hijos, ellos no saben de los beneficios que trae a sus vidas el leer, pero nosotros sí. Por eso, regalar un libro en navidad a nuestros niños (y  a los adultos), es una forma de obsequiar conocimiento, entretenimiento  y de no dejar morir las voces de quienes se dedicaron a escribir para nosotros.

Como padres podemos hacer muchas cosas para fomentar en nuestros hijos el gusto por la lectura, por ejemplo:

• Obsequiar libros en ocasiones especiales, a parte de otros regalos, para que el niño o joven perciba que los libros son importantes.

• Disponer de un espacio propicio para que el niño desarrolle el hábito de lectura, dotado con una  buena iluminación, con un estante donde pueda organizar sus libros y colocar su iPad, si le gusta leer en formato digital.

• Buscar libros a corde a su edad y gustos. No obligarle a leer libros que no sean de su interés.

• Cuando vayan a un lugar donde tendrá que esperar (citas médicas o de otra índole) llevar un libro  o el iPad, aunque no pase todo el tiempo leyendo, se acostumbrará poco a poco a utilizar los libros como acompañante de viajes y de esperas.

• Comprar audio libros para escucharlos en el automóvil.

• Si son muy pequeños, regalarles libros con muchas ilustraciones.

• Leer con los niños, en las noches, aunque ellos ya sepan leer. Esta actividad familiar crea lazos hermosos entre padres e hijos y  fomenta el amor del niño hacia la lectura.

• Si los hijos ya son jóvenes pueden leer libros al mismo tiempo con los padres y comentarlos con ellos, una actividad que, también,  puede crear lazos fuertes entre ambos.

• Dejar que los jóvenes busquen libros interesantes para su edad, el tratar de obligarles a leer lo que nosotros queremos los aleja de la lectura en vez de acercarlos.

• Si el joven domina varios idiomas, motivar la lectura en todas las lenguas que hable, no hay nada mejor que leer un libro en el idioma que fue escrito.