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Por Glenda Galán

René Rodríguez Soriano es un escritor cuya poesía se cuela en cada una de sus historias, como una marca indeleble, que hace memorable su contar y que enamora al lector.

A este escritor dominicano poco le importan las fronteras geográficas, ya que ha sabido ganarse su espacio como un artista universal, a base de trabajo constante y talento, reconocido este año en varias actividades literarias, como la Feria del libro dominicano de Nueva York, que será dedicada a su trayectoria.

Pero René es más que un buen escritor, es un amante de la literatura que  ha dedicado gran parte de su vida a impulsar a escritores emergentes, mediante la editorial Media Isla y la revista homóloga que edita cada mes, con interesantes artículos y entrevistas.

Esa capacidad de apoyar, a quienes  igual que el, un día decidieron regalar a otros su visión del mundo, a través del contar o de la poesía, hace de este hombre un escritor muy especial, que no duda en abrir puertas o ventanas, por las que fluya el talento de otros.

 

• ¿Cuándo nace el René escritor?

Realmente, no lo sé. Papá y mamá se fueron cada uno con sus secretos o sus dudas. Para mamá, nací en setiembre, en las cercanías de la santa patrona de mi pueblo. Papá, quién sabe si porque don Danario —el del Registro Civil— le puso algún tema sobre El Jefe o lo entretuvo hablándole hasta pasado el pito de las doce sobre algún gallo o la novilla joca que ya estaba casi al despuntar, terminó declarándome en agosto. Lo que sí sé es que no había televisor en casa, soy el número siete de sus nueve hijos…

 

• ¿Qué te produce releer tu primer libro —si es que lo has hecho?

El mismo sabor manchoso que dejan los primeros mangos verdes, fuera de temporada.

 

• ¿Cómo te visualizas tú —más poeta o más narrador?

Como escritor.

 

En estos días se te hacen varios homenajes —en Texas y en la feria del libro de NY ¿cuán difícil ha sido el camino del escritor hasta recibir estos reconocimientos?

El camino siempre está minado. Está lleno de altibajos, pero siempre hay agrados. Cada lector agradecido es el mejor de los halagos. Uno de los mejores homenajes me lo hizo una señora hace años. Durante una lectura en un hogar de ancianos en Barranquilla —tengo vivo el recuerdo de aquella mañana—, ella, trabajosamente vino caminando por todo el centro del salón, se quitó su rosario y lo colgó en mi cuello. Después, alguien del público le acercó el andador para que regresara, a tientas, a su puesto. Lo demás, es literatura.

 

• ¿Qué te dio la diáspora a ti como artista?

¿La diáspora? Que yo sepa, nada.

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• ¿Tienes una rutina diaria como escritor?

La rutina no entra en mis esquemas, cada día es cada día en cuyas aguas nado a toda sed.

 

• ¿Un escritor que admiras aún vivo?

Narcisazo, porque no mueren los escritores por más que los atropelle la furia ciega de los indignatarios y sus sempiternos alabarderos.

 

• Un libro leído que jamás has olvidado.

Tatica y Fellito. Libro de lectura para el primer curso de la escuela primaria.

 

• Un poema que escribiste que es recurrente en tu memoria.

Retrato de mamá. (Cada vez que me mira,/ ve que la miro,/ envejeciendo de este lado/ mientras ella cada vez rejuvenece/ en mi recuerdo.)

 

• ¿Se escribe mejor desde el desamor?

Siempre se escribe, con un pez ciego entre los dedos, con un pulpo haciendo cientos de señales de la cruz

 

• ¿Cómo ves la evolución de la literatura dominicana en las últimas dos décadas?

• La literatura (que no la escritura de libros y otros artefactos, urdidos, la mar de las veces como barandillas para tender puentes, atajos, trillos que conduzcan a la nombradía o la mar de las veces a la consecución de un puesto o canonjía estatal o privada), como siempre, compite con el abandono, la ceguera y el ninguneo de canónigos y aguafiestas… como muela de garza que es, escasa y apreciada, siempre subsiste, florece hasta en los cambronales.

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• ¿Cómo ves el desarrollo de la literatura en Hispanoamérica?

De vuelta a la noria. Hoy día, en estos días, que ni remotamente se asemejan a los que pensaran Gutenberg o Verne, las cosas no son lo que parecen ni viceversa. Los catálogos, las guías, los quién es quién, los Tops Ten y demás monsergas son invento del Mass Media y de la sociedad de consumo. La mejor literatura —léase bien, Literatura— no es precisamente la más vendida, la más editada, publicada, difundida… Escasamente, leemos un bajísimo porcentaje de lo que a fuerza logramos conseguir.

 

• ¿Cómo ha afectado el mundo de los libros (para bien y para mal) el desarrollo de los medios electrónicos?

Coadyuvando definitivamente a que aquellos que no habían comprado nunca un libro, lo compren jamás.

 

• Tus textos son muy hermosos y poéticos, ¿cómo mantener esa belleza al narrar a través de los años y no dejar que los problemas afecten al escritor?

Los problemas, como las palabras, son del aire… la hermosura, la poesía está en los ojos del lector. Yo, como puedo, nado y escribo, o simplemente trato de alzar vuelo.

 

• ¿Las ferias de libros dejan algo positivo en la comunidad o es solo un medio para que los escritores e intelectuales interactúen?

Yo no sé si a la comunidad monda y lironda, pero a las sociedades por acciones, a las editoriales, a los lobbistas, a los alcaldes, comisionados y demás… sí que les deja pingües beneficios. Los escritores, como las tiendas de comida chatarra y los vallet parkings, hacemos parte del decorado del sainete y, con sonrisas de a cuartillo, posamos en las fotos.

 

• ¿Apagan los años la chispa que poseen los escritores en sus años de juventud? ¿Qué de bueno traen los años a quienes se dedican a la literatura?

Los escritores, supongo, son como las camionetas buenas de antes. Prenden por el sephir… sacan tierra seca de lo mojao.

 

• Háblame de Solo de flauta, ¿qué mundo encierra ese libro?

Quizá, de toda la gente relacionada con Solo de flauta soy el menos indicado para hablar sobre él y el mundo que contiene. Es un libro que parece tener buena sangre, hace amigos por donde quiera que pasa y estrecha lazos. Las voces y los personajes que lo cruzan, que le dan cuerpo, les resultan familiares a una gran comunidad de lectores que se sienten identificados con ellos y con el libro. Es simplemente un libro que cuenta o trata de contar historias sobre personas, lugares, seres y cosas. Como los libros de antes; tal vez ahí esté el truco. Yo sé poco, simplemente lo escribí con el placer con el que mis dedos trotan sobre el teclado. Urdiendo mundos y milagros, seducido por la magia y el encanto que tienen las palabras cuando se ayuntan y dan sentido al texto, al placer de leerlo. Solo de flauta es un libro que se condimenta con los mejores sazones de todos los días.

 

• ¿Tu mejor libro?

Uno que sea a prueba de agua, para leerlo a toda lágrima y a toda sed.

 

• ¿Hacia dónde vas como escritor en esta etapa de tu vida?

A to el galope, camino a los Tres Golpes (Cutupú, La Vega).

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