En el estudio de un artista de Miami cualquier día es de fiesta, puedes pasar y sentarte a verles pintar, escuchar música, o conversar con los curiosos y conocidos que van llegando noche tras noche, al lugar donde la magia parece flotar en cada rincón.

Los estudios de nuestros artistas son minas de oro, un tesoro aún sin explotar por nuestra ciudad, que según algunos conocedores de  la materia, genera unos 800 millones de dólares anualmente.

Art Basel ha puesto su granito de arena colocando a Miami en el spotlight mundial durante una semana a final de cada  año, pero esta ciudad de playas y sol tiene todo un año de creatividad para ofrecer a los amantes del arte y a los coleccionistas.

Son pocos los curadores locales y extranjeros que visitan los estudios de nuestros artistas que provienen de diversos lugares, y que se han radicado en la Florida, para poner en marcha una industria creativa a través de su visión del mundo.

Pocas también son las colecciones que se presentan en la ciudad de nuestros artistas, o las que viajan a través del mundo, mostrando a otros ese pedazo de ciudad,  plasmada para la posteridad, por estos obreros talentosos de musas y poesía de colores.

Aún así, a ellos nada los detiene para empuñar el pincel, ni siquiera la  realidad que los arropa, en la que muchas veces necesitan dedicar parte de su tiempo a otro oficio, y así poder pagar las cuentas, que no esperan a que se venda una de sus  creaciones.

Cada uno de nuestros artistas tiene una historia que contar, universos que fluyen entre Lienzos y pigmentos, entre música y noches bohemias, entre este hoy que sobrepasan a base de mucho esfuerzo y ese mañana, en el que esperan encontrar las puertas abiertas para ver  trascender aún más, su obra.