Por Glenda Galán
Tia Ina es una mujer difícil de definir, digo es, porque aunque partió hace muchos años, sigue viviendo en el recuerdo de todos sus sobrinos.
Ella nació para ser tia, recuerdo verla siempre escribiendo en su máquina de escribir, hablando con papi a quien le decía ICOBE, diminutivo de Francisco Javier, el varón más pequeño de la familia, bueno de la familia de padre y madre, pues el abuelo tuvo a mis otros tíos años más tarde.
En esas conversaciones con papi, que era un ogro por esos años, el siempre la miraba con el amor que se mira a la hermanita chiquita, con esa dulzura de querer abrazarla con las palabras; ella por su parte lo miraba con un amor parecido, pero con el ingrediente extra que le da la vida a las mujeres que son madres.
A pesar de esa mirada tan especial de tia Ina, lo que la hacía más especial para mi, es que ella y yo compartimos un gran secreto durante años.
– Glenda te voy a decir algo pero no puedes decírselo a las demás sobrinas, me lo prometes?
– Ok tia Ina, lo prometo
– Tu eres mi sobrina favorita, la más bella, especial e inteligente!
– De verdad tia?
– De verdad!
Pasaron muchos años en los que me sentía la más especial y bella cuando estaba a su lado, y en los que ella me cantó canciones y me leyó uno que otro de sus escritos, los cuales no entendía, pero sabía importantes, porque ella los tipeaba en su máquina de escribir con una musicalidad de disfrute.
Ya cumplidos mis 12, esa edad en la que uno va dejando de ser niña, fuimos de visita a casa de tia Cocó, su hermana, estando en el patio de la casa de Arrollo Hondo (en aquellos tiempos el lugar más lejos del universo) mi prima Irina y yo discutíamos por algo que no recuerdo; lo que si recuerdo es que la palabra FEA, fue el detonante para que yo revelara el gran secreto.
-Yo fea? pues tengo para decirte que tía Ina dice que soy su sobrina más bella, Qué te parece?
– Ja, no me digas! Tia Ina me dijo a mi que yo soy la más bella y especial!
Mi prima Nieves que pasaba por la terraza en ese momento, se rió como cuando se escucha a alguien hablar disparates.
– Ay dios, pero quien les ha dicho eso, yo soy la más linda, eso me dijo a mi tia Ina.
Dada la gravedad del asunto, llamamos a capítulo a todas las primas, que sumábamos unas 10 en total y una a una fue revelando su secreto más preciado, para sorpresa de las demás.
Cuando enfrentamos a la tia, por tal situación, ella nos miró con el mismo amor con el que miraba a papi.
– Cada una es la más bella, la más inteligente y la más especial, porque yo no doy sobrinas feas ni brutas!
Aunque no quedé muy conforme con esa respuesta, porque de verdad yo juraba que era la más linda y especial, me resigné a compartir mi título de de Miss Tia INA con mis otras primas.
Años más tarde cuando realicé mi primera exposición en Casa de Teatro, ella pasó a ver mis cuadros sin que yo lo supiera, y me escribió una nota que decía entre otras cosas:
“He visto tus colores y desde ya se que eres una artista. No te desanimes por nada, en la ciudad como en el pueblo siempre habrá alguien que trate de desalentarte, ante ellos hazte la tonta, es una buena forma de dejar que brille tu arte”.
Ese día dejó de importarme si las demás sobrinas eran las más bellas y especiales, yo era la sobrina de los colores!
Te amo tia.
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