Cuando Frida Kahlo murió a los 47 años de edad, el 13 de Julio de 1954, dejó una serie de pinturas que corresponden a la representación de su evolución personal, al igual que una serie de emotivas cartas a amantes y amigos y un colorido y cándido diario. Evidencias que nos llevan a pensar que su vida fue, ante todo, la búsqueda por ser honesta consigo misma.
El trabajo de Frida, algunas veces fantástico, otras sangriento; ha sido definido como surrealista. En este sentido, la misma Frida comentó que nunca había pensado en que era una surrealista “hasta que Andre Bretón vino a México y me lo dijo”. (“El trabajo de Frida Kahlo es la mecha de una bomba” escribió de admiración Bretón).
Sin embargo, Frida no quería ser etiquetada. Diego Rivera, por su parte, la definía como realista. Hayden Herrera, una de sus biógrafas escribe que incluso en sus más complejas y enigmáticas pinturas, “Lo que el agua me dio” por ejemplo, “Frida está “con los pies muy sobre la tierra” al representar imágenes reales de la forma más literal y directa”. Como es el caso del arte típico mexicano, en las pinturas de Frida “hechos y fantasías se entremezclan como si fueran inseparables e igualmente reales”, agrega Herrera.
Siempre que se habla de esta artista se habla del también artista Diego Rivera quien, como pareja, le daría grandes alegrías y muchas tristezas. También fueron motivo de grandes pesares los padecimientos de salud que sufrió durante toda su vida adulta, secuelas de un accidente en un autobús cuando era joven.
”Yo sufrí dos accidentes graves en mi vida”, dijo una vez Frida, “uno en el que un autobús me tumbó al suelo… el otro accidente es Diego”.
Siempre me he preguntado ¿qué tanto quiso Frida a Diego? ¿era amor lo que sentía, o era dependencia, costumbre o admiración? Quizás todo se combinó para que Frida, a pesar de tener otros amantes, se casara dos veces con Diego. La pareja se divorció en 1939, casándose de nuevo en el 1940.
Estas tres cartas de Frida a Diego expresan lo que el pintor mexicano significó para ella.
I
Diego:
Nada comparable a tus manos ni nada igual al oro-verde de tus ojos.
Mi cuerpo se llena de ti por días y días.
Eres el espejo de la noche. La luz violeta del relámpago. La humedad de la tierra.
El hueco de tus axilas es mi refugio.
Toda mi alegría es sentir brotar la vida de tu fuente-flor que la mía guarda para llenar todos los caminos de mis nervios que son los tuyos
II
Mi Diego:
Espejo de la noche.Tus ojos espadas verdes dentro de mi carne, ondas entre nuestras manos.
Todo tú en el espacio lleno de sonidos – En la sombra y en la luz. Tú te llamarás Auxocromo el que capta el color. Yo Cromoforo – La que da el color.
Tú eres todas las combinaciones de números. La vida.
Mi deseo es entender la línea la forma el movimiento. Tú llenas y yo recibo. Tu palabra recorre todo el espacio y llega a mis células que son mis astros y va a las tuyas que son mi luz.
III
11 de junio de 1940Mi Diego:
Ahora que hubiera dado la vida por ayudarte, resulta que son otras las ‘salvadoras’… Pagaré lo que debo con pintura, y después aunque trague yo caca, haré exactamente lo que me dé la gana y a la hora que quiera… Lo único que te pido es que no me engañes en nada, ya no hay razón, escríbeme cada vez que puedas, procura no trabajar demasiado ahora que comiences el fresco, cuídate muchísimo tus ojitos, no vivas solito para que haya alguien que te cuide, y hagas lo que hagas, pase lo que pase, siempre te adorará tu Frida.
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