ggPor Glenda Galán

 

Sucedió lo que más había temido!

-Mami, quiero ser escritor. Dijo mi hijo.

Debí prepararme para este duro golpe, pero aún guardaba la esperanza de que saliera ingeniero como su padre.

Cómo explicarle a mi hijo de 16 años que una vez descubra ese mundo y traspase sus puertas no habrá vuelta atrás? que no percibirá la realidad como las demás personas?.

Quizás yo soy la que no había entendido, que él nunca vio el mundo con esos ojos que yo esperaba heredara de algún ancestro no escritor!

Mi hijo quiere ser escritor y no puedo contradecirlo!

No, no seré yo la que le lleve la contraria en sus aspiraciones de estudiar lo que le pazca, aunque debí quitarle la maña de leer vorazmente, no es normal que amara leer más que jugar en la playa libremente correteando bajo el sol… o si?

Mi hijo quiere ser escritor, y la impotencia de quien sabe a lo que se enfrenta es grande, saber que entenderá una dimensión del alma que para muchos permanece oculta, que ese saber lo hará  percibir un mundo cada vez más deshumanizado, y que por momentos se sentirá fuera de su propia especie, no es algo que le hubiera deseado a ese bello niño que acurruqué en mis brazos.

Esperar que el ego del artista no le suba a la cabeza, que entienda que no será millonario como dicta la sociedad que hay que ser, para considerarnos  ” triunfadores”…o quizás si logre ser millonario vendiendo miles de copias de un libro que dure años escribiendo, mientras su gato merodea por sus pies…quién sabe?

Debí disuadirlo quemando mis libros y los suyos en una hoguera, como si cada texto fuera una Juana de Arco, pero no! le aupé cada poema y cada relato, cada cómic que dibujó desde que tenía 6 años!…yo soy copartícipe de esta tragedia familiar ,que nos traerá a casa en pocos años, a un joven melenudo a pasarse Thanksgiving con nosotros, y al que luego despediremos sabiendo que no tomará nuestras llamadas, porque está escribiendo.

Cómo lidiar con ese sentimiento de saber que va a saber lo que saben quienes escriben?, eso que los convierte en poseedores del don de la palabra, con el que empieza el propio mundo, ese que no compagina casi nunca con el de los demás, y que lo llevará seguramente a frustrarse muchas veces y a entregar partecitas de el que no se recuperan, en cada uno de sus escritos.

Cómo obviar que para el,  una rosa  ya no será una rosa, una rosa, una rosa, sino mucho más o mucho menos?

Que dará el corazón en cada cosa que escriba  y se le romperá cada vez que se relea, que la sonrisa de un niño lo alimentará por todo un día o que un atardecer quizás lo deje mudo por horas?

Puede ser que me sirva de consuelo saber que no será abogado y que no tendrá que lidiar con defender asesinos o ladrones, o que no será veterinario, o químico, o sacerdote o tantas otras cosas que el y yo no entendemos.

No tengo respuestas para ninguna de mis preguntas como madre, solo se que sucedió lo que más temía, mi hijo quiere ser escritor…y será uno de los mejores!