Uno de los lugares que más se disfrutan en Miami es el mar, todo ese mar que se extiende como una alfombra azulina y que se pierde en el cielo.
Es siempre muy interesante el proceso de cómo se guardan los botes en la marina Rickenbacker, un proceso que me trae al recuerdo los parqueos de Japón, donde uno tras otros los automóviles hacen filas verticales hacia arriba, para ahorrar espacio.
Una de las partes más hermosas del trayecto en bote saliendo de esa marina es cuando se cruza por debajo el puente de Key Biscaine, desde donde se aprecia majestuoso el Downtown que saluda o despide a los aventureros marineros que navegan esas aguas en busca de recreación o simplemente de ir a comer a uno de los restaurancitos de la zona.
Miami siempre tiene mucho que ofrecer, ya sea en tierra o en el mar, donde definitivamente la vida es más sabrosa!
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