En el mar la vida es más sabrosa, decía una canción que escuché cuando niña, yo diría que los mares podrían ser amargos o no, dependiendo de las partidas o los arribos, de las historias con las que navegamos a cuestas o las que dejamos en los puertos que jamás volveremos a pisar.
El mar siempre dará sal al trayecto que emprendamos, la calma y el drama de sus olas, nos toca a nosotros elegir las naves que lo surcarán, los puertos que dejamos y a los que nos dirigimos.
Quemar barcas,
tomar nuevos rumbos,
no voltear a ver el humo,
escuchar las explosiones
a lo lejos
y celebrar
el ruido de la libertad.
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