GG
Buscarle novio a una amiga recién divorciada
no es tarea fácil.
Los nombres van y vienen como olas de mar
encallando en las bocas
de los que aportan a la causa.
Sus recuerdos se van extraviando
entre los apellidos de un posible futuro
junto a esa mujer
que ahora usa dos tallas menos de jeans,
dos tallas más de sujetador.
Todos opinan sobre la estatura
que debe tener el prospecto,
sobre las manos o los pies,
sobre lo apuesto e inteligente que debe ser
para llenar las expectativas
de una mujer indispuesta a tolerar
ronquidos en la noche.
Y una, aún casada,
prepara la cena cuando llega a casa
pone los platos en la mesa
y mientras mastica
trata de no darle importancia
al hecho de que hace mucho
no ha pensado en otro hombre
que no sea el marido.
Al otro día llamas a tu amiga recién divorciada
le informas que no cuente contigo
para la tarea de celestina.
Es mejor prevenir que lamentar.
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