libro

GG

Si le dijera a alguien que mi vida hasta este momento reposa en 30 historias, de seguro se reiría. La verdad es que esta afirmación da para reírse. Tanto fuñir con ropa, gastar en gimnasio, ponerse a dieta, maquillarse…para leerse en una cuantas paginitas que hasta se han manchado con el café que se me calló esta mañana en la meseta de la cocina.

Pero así es, para qué mentir y hacerle creer a alguien que mi vida ha sido tan glamorosa, tan interesante, tan increíble como para merecer varios tomos de una enciclopedia, o por lo menos un ejemplar del pequeño Larousse?

Primeramente no creo que las vivencias que allí  reposan le enseñen el significado de alguna palabra a alguien, quizás pueda entretenerlo o hasta hacerlo reír con alguna que otra vecina insolente o con el recuerdo de una fiesta de quince años frustrada. Podría ser que alguna lagrimita surja del adiós, de la soledad, del deseo truncado… Eso si, de lo que estoy segura es que estas páginas contienen para bien o para mal, una historia única, nacida de los mismos elementos que todas las demás. El explorar, el descubrir, el sentir, el ir más allá, el estar vivos…

Resulta extraño contemplar cada una de esas historias vertidas en peles blancos y verse allí, no como un espejo, sino como la fotografía tomada por la palabra que eterniza a esa que fui. A esos que me acompañaron en un largo viaje, bueno parece que no tan largo… y que hoy me trae a una sala en Brickell donde experimento el desprendimiento de esa niña con ojos de nuevas historias, que creció hasta no caber en esos papeles que la contienen y  en los que  ha quedado su pequeña versión.

En este momento en el que organizo esas historias para compartirlas, busco un mapa que me ayude a entrar en ellas y navegarlas a toda brisa, pero me doy cuenta de que esos mares permanecen más secos que los paisajes del norte en plena sequía. Esa ya no soy yo, ni nunca lo volverá a ser, porque ya no me pertenece.

Al entender cuál es la ruta, me levanto del suelo, donde reposo junto a la que vive en esos relatos como personaje de circo, la llevo de la mano hacia el balcón y la dejo volar .