Uno de los lugares de Santo Domingo que recuerdo con más agrado es el bello Teatro Nacional enclavado en la Plaza de la Cultura desde agosto de 1973; una hermosa pieza arquitectónica diseñada por el arquitecto Teófilo Carbonell que posee tres salas, en las que se han presentado los más renombrados artistas nacionales e internacionales y  donde recuerdo haber tenido contacto con el ballet y con el teatro por primera vez.

Fueron muchas la veces que acompañada de mis padres fui testigo de hermosas historias que se desarrollaban en el majestuoso escenario  de la sala principal, que  lucía tan festiva con sus sillones rojos y las personas tan bien vestidas. Allí soñé ser bailarina, cantante, actriz…soñé a ser artista como los que veía sobre el escenario.

En mi más reciente visita a mi ciudad natal me dio mucha pena comprobar el mal estado del inmueble, cuya estructura fue realizada por los ingenieros Juan M. Bonetti y William Reid. Las alfombras, techos, algunos detalles que pudieran ser corregidos con un mejor mantenimiento. En el exterior  me llamaron la atención las estructuras de stansds pertenecientes a la feria del libro pasada que aún reposaban a su alrededor. Pensé  que quizás son estructuras que no son removibles y que por eso aún están allí, pero la verdad afean el paisaje.

Ojalá se tomen cartas en el asunto y se procure un mejor mantenimiento de este patrimonio arquitectónico de nuestra ciudad que debe brillar siempre, como cuando fue inaugurado.

Aquí algunas imágenes:

 Filtración del lado izquierdo del lobby del Teatro.

 Condición en la que se encuentran algunas de las partes de la alfombra del teatro.

 A parte de las manchas de la alfombra y el deterioro, es visible que algunas partes del mármol necesitan ser restauradas, pues produce un efecto visual de abandono comprobar que faltan piezas en algunos lugares y que en otros el mármol está quebrado.

Las estatuas de mármol parecen no entender al igual que yo, que algo tan poco costoso como un letrero de boletería tenga que ser hecho a mano.

El estado deplorable de las cortinas afean el lugar y gritan que necesitan ser sustituidas.

Todo esto sin contar con las goteras que han sido denunciadas por varios periodistas en el pasado que ponen en peligro la integridad física de los artistas que se presentan en esta casa de arte.

Si se dedica un presupuesto tan elevado para construír estructuras desechables en la feria del libro dentro de la Plaza de la cultura cada año, estoy segura que puede aparecer el presupuesto para dar un mejor mantenimiento a nuestro Teatro Nacional.  Esperamos que suceda!