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Por Elidio La Torre Lagares

 Si piensas que la información es poder, piensa en lo que se puede lograr con la belleza.

Así opina la narradora de la novela de Chuck Palahniuk, Invisible Monsters, que trata acerca de una reina de belleza que pierde su atributo físico principal –su bello rostro- en un accidente.

Y tiene razón.

El concepto de belleza ha sido legitimizado, por centurias, dentro de una serie de órdenes restrictivos, estáticos y generalmente uniformes. Susan Sontag, en un ensayo titulado Women’s Beauty: Put Down or Power Source?, expresa la ineluctable realidad que vivimos hoy día: se ha separado la belleza interna de la belleza externa.

Y es más: hay una belleza para medir los hombres y otra que compromete a la mujeres. Es claro: los hombres son guapos, pero las mujeres son bellas 7-24-365, más el día adicional del año cuando es bisiesto.

Sea como sea, desde Platón, la estética humana es una forma sensual y formal de la virtud de excelencia humana como también se ha convertido en parte de una narrativa del ejercicio de poder. O sea, la belleza y la política se parecen.

Pero los tiempos cambian y los órdenes se revierten. Ante el concepto de la belleza convencional –que siempre es el concepto que alguien piensa para nosotros- ha surgido un nuevo parámetro de apreciación del cuerpo femenino.

Enter the Suicide Girls, un grupo de chicas que ha decidido aunar el arte del erotismo, el tatuaje y los pin-ups de principios de siglo pasado para elaborar una nueva estética de la mujer.

Aclaremos: no es el deseo de ser bello lo malo, como dice la Sontag, sino el deber que sentimos hacia ello.

Para las Suicide Girls –término acuñado por el propio Palahniuk en Survivor, otra de sus novelas– la belleza se inscribe de maneras creativas y exigentes en el arte de la piel, la vestimenta, el maquillaje, los adornos y el propio cuerpo. Piercings y tatuajes sobre pieles al natural. Es el performance de la seducción, destellando desde la marginación de lo gótico, punk y étnico. Son tanto un cambio de paradigma en el concepto de belleza como son un fenómeno social y su llegada al mainstream cultural les ha ganado elogios en respetables publicaciones que van desde el New York Times a Newsweek.

Si su concepto de belleza proviene de un catálogo de Avon, pues puede que todo esto le perturbe o dis-guste. Pero el gusto, a fin de cuentas, es hábito y costumbre, ¿no?

A terrible beauty is born, digo, por tomar un verso de W.B. Yeats.

Es una belleza que mete miedo.

Claro. ¿Que la belleza es poder? Intenten con el sexo a ver…