6

Por Ramón Saba

Nació el 1 de mayo de 1924 en Santiago de los Caballeros, hijo del poeta Virgilio Díaz Ordóñez (Ligio Vizardi)) y murió el 18 de julio de 2001en Santo Domingo.

Escritor, poeta y abogado.  Se graduó de doctor en derecho en la Universidad de Santo Domingo y posteriormente desempeñó diversas funciones en el Gobierno dominicano tales como las de subsecretario de la Presidencia, de Educación y de Previsión Social, así como la de Director General de Bellas Artes, trabajó en el Banco Interamericano de Desarrollo y en el Banco Central de la República Dominicana ocupó el cargo de vicegobernador. Fue Miembro de la Academia Dominicana de la Lengua dependiente de la Real Academia Española. Jurado de varios concursos literarios nacionales e internacionales. Colaboró con diversos periódicos y revistas nacionales y extranjeras. Formó parte de la agrupación antitrujillista Juventud Revolucionaria, que operó en la clandestinidad entre 1944 y 1946, año en que salió a la luz pública con el nombre de Juventud Democrática.

Está considerado como uno de los mejores exponentes de la literatura dominicana en el género de cuentos, muchos de los cuales han sido traducidos al inglés, francés y portugués, apareciendo en numerosas antologías. Su obra fue altamente reconocida y premiada, pudiéndose reseñar como los más importantes galardones obtenidos los de Premio Nacional de Cuento en 1958 con Un día cualquiera, finalista del Concurso de Autores Hispanoamericanos del Instituto de Cultura Hispánica de Madrid por el cuento Edipo. En 1977 obtuvo el Premio Anual de Novela Manuel de Jesús Galván por Los algarrobos también sueñan y en 1997 recibió el Premio Nacional de Literatura.

El lenguaje de Díaz Grullón es en definitiva el de un hombre culto, altamente educado, de sublime lectura e investigación, un maestro en el manejo de la palabra escrita que subyuga al lector con su encanto escritural. Díaz Grullón es, sin duda, el mejor escritor de cuentos sicológicos en la República Dominicana. Fue uno de los primeros cuentistas dominicanos en preocuparse por la psicología de sus personajes, cuyas vidas discurren en el medio urbano y se pasean por el mundo alucinante de la fantasía. Juan Bosch no vaciló en reconocer siempre esta especialidad de los cuentos de Díaz Grullón. Su bibliografía abarca desde la narración de escenario urbano y de clase media hasta la temática psicológica, pasando por el cuento fantástico clásico y la crítica social. En su novela Los algarrobos también sueñan realizó una fuerte crítica a Trujillo y reivindicó los fracasados intentos de oposición armada e ideológica a su dictadura.

 

2

Entre sus obras podemos destacar en cuentos Un día cualquieraCrónicas de AltocerroMás allá del espejo y De niños, hombres y fantasmas; en novela Los algarrobos también sueñan  y en ensayo Antinostalgia de una era.

El novelista Manuel Salvador Gautier es de opinión que “Díaz Grullón mantiene en la mayoría de sus cuentos el tratamiento de causa–efecto predominante en la narrativa del siglo XIX, que tiene inicio, desarrollo, crisis y final. En casi todos sus cuentos, la crisis está, precisamente, en ese final inesperado que tanto le atrae. En algunas ocasiones el cuento se desarrolla en forma circular; finaliza donde comienza; y queda todo sin conclusión, sujeto a un nuevo comienzo.”

El expresidente y escritor Profesor Juan Bosch consideraba que  “a pesar de la juventud de Díaz Grullón al momento de escribir sus primeros cuentos, el escritor ya tenía la madurez de un cuentista avezado en el tratamiento del género”.

Marcos A. Vásquez pondera que “Virgilio Díaz Grullón marcó una generación con sus obras y estas sin dudas quedaran en la historia varias de sus textos han sido traducidos a otros idiomas, fue un ferviente critico social, lo cual retrata en algunos de sus escritos.”

El poeta y escritor César Zapata apunta que “Borges, escribió un cuento relativo a la Kábala: El Aleph, el cual le da nombre a uno de sus libros más memorables. Ese sólo texto motivó un ensayo publicado por Ediciones Ferilibros. Lo menciono porque pareja condición de obra maestra tiene el cuento que da título a uno de los libros de Don Virgilio; me refiero a  Mas allá del espejo. Esta obra maestra de la literatura fantástica debería estar en las más ilustres antologías del género. Hector Inchaustegui lo compara con Kafka “cuando lo no posible se hace arte”, y pienso que eso es lo que logra Don Virgilio en ese viaje sin retorno a través del espejo sin Alicia. Hay más de una coincidencia con El Aleph, pero los elementos fundamentales del cuento: trama, nudo y desenlace son distintos y marcados por la originalidad. Don Virgilio Díaz Grullón se consagra entre los autores del cuento fantástico con Más allá del espejo.”

La escritora Emilia Pereyra resalta que “Don Virgilio fue un gran cuentista. Podemos encontrar su valioso legado leyendo sus cuentos memorables, como son, por ejemplo, Un día cualquier y Más allá del espejo, entre otros, en los que mostró su destreza literaria y la profundidad de sus enfoques.”

Por su parte el poeta y ensayista Omar Messón profundiza señalando que “Desde Chejov y Poe hasta Borges, Bosch, Cortázar, Moravia, Meneses y otros, se viene estableciendo conceptos sobre el cuento. Algunos han acertado parcialmente y otros se han ido de boca en el intento. Lo cierto es que el cuento es de difícil encasillamiento; los errores fueron tantos, que Poe llegó a manifestar que el cuento dependía de un número predeterminado de palabras, Chejov habló a su alumno en sus cartas donde abordaba las técnicas del cuento de ciertas consideraciones que difícilmente hoy serían aceptadas; Julio Torri llegó al extremo de decir que la diferencia entre cuento y novela corta era el público al que iban destinados, a saber: el cuento para los incultos y la novela corta para los letrados; Guillermo Meneses establece conceptos que como metáforas serían geniales, pero sólo como metáforas; el propio Cortázar es ambiguo en sus definiciones. Si vemos los cuentos de Virgilio Díaz Grullón nos damos cuenta de que los esquemas sugeridos por estos grandes cuentistas apenas podrían ser aplicados a esta cuentística, Díaz Grullón no es el otro lado de la moneda con respecto a los cuentos rurales de Juan Bosch, los cuentos de Díaz no son ni rurales ni urbanos, son cuentos de hombres, de sentimientos, de sicologías, de comportamientos.

La geografía de los mismos no es el ambiente físico sino el espíritu, allí se encuentra el escenario en donde se desplazan con sus tormentos y sus cuitas los personajes de este autor. Héctor Incháustegui Cabral dijo que si Virgilio Díaz Grullón se descuidaba un poco, terminaba en la poesía. Humildemente no lo creemos, lo que sí creemos es que en la cuentística de Díaz Grullón podría tornarse turbio el enlace entre cuento y poesía, pero nunca violar las fronteras de uno y otro género. Díaz Grullón es un autor ultramoderno, puede ser Kafka o puede ser Poe, pero ni es uno ni es el otro, es una simbiosis entre los dos conceptos de escribir cuentos.”

Finalmente el escritor y gestor cultural Sélvido Candelaria manifiesta que “Si Virgilio Díaz Grullón sólo hubiera escrito Los algarrobos también sueñan”, todavía fuera merecedor del Premio Nacional de Literatura. Esa novela es el “Pedro Páramo” de los sueños revolucionarios americanos.”

 

Concluyo esta entrega de TRAYECTORIAS LITERARIAS con un fragmento del cuento Edipo de Virgilio Díaz Grullón:

Tan pronto la voz del cura se extinguió y el silencio reinó de nuevo en el interior de la pequeña iglesia, los hombres se movieron hacia el ataúd y lo levantaron con cuidado del banco de madera en donde había reposado hasta ese instante. Eduardo no fue de los que se apresuraron a cumplir aquel deber. Durante la breve ceremonia había permanecido abstraído de cuanto le rodeaba y sólo cuando alguien le rozó al pasar, comprendió que la intervención del cura había terminado y se iniciaba ahora la marcha hacia el cementerio.

Se apartó un poco para dejar pasar a los que llevaban el féretro y comenzó a bajar las gradas de la iglesia. A su lado, el ataúd se balanceaba inquietantemente a medida que los hombres descendían vacilantes. Un traspié, un paso en falso, provocarían sin duda una catástrofe. Eduardo meditó objetivamente sobre tal posibilidad, porque observaba cuanto ocurría a su alrededor como contempla un espectador el escenario: atento al desarrollo de la trama y secretamente confiado en un final sorpresivo y dramático.

Pero nada extraordinario sucedió. Los hombres alcanzaron sudorosos el nivel de la calle y respiraron con satisfacción. Se detuvieron unos instantes, se organizaron de nuevo y reanudaron la marcha tranquilos y aliviados.

 

saba