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Por Keysi Montás

Aquí comparto este video que he visto y me provocó algunas reflexiones que comparto más adelante:

 
Y aquí adjunto un trascripción traducida del video para beneficio de los que no manejan el inglés:

“A ver, ¿qué es empatía y porqué es muy distinto de simpatía?

La empatía siente la conexión, la simpatía perpetúa la desconexión.  La empatía, es muy interesante, Theresa Wiseman, una investigadora que estudió profesiones, diversas profesiones, en la que la empatía es relevante, y sacó cuatro cualidades de la empatía: la capacidad de adoptar la perspectiva de otra persona (o reconocer es perspectiva con su verdad); no juzgar a la otra persona (cosa que no es fácil cuando uno disfruta hacerlo como muchos de nosotros lo hacemos); reconocer las emociones en la otra persona; y, poder comunicarlo.

Empatía es sentir con las personas. Para mí, siempre pienso en empatía como una especie de espacio sagrado, cuando una persona está en un pozo profundo y desde el fondo gritan y dicen “Estoy atrapado, está oscuro y estoy agobiado” y miramos y decimos: “Hey, -bajamos- yo sé lo que es estar aquí abajo, y no estás solo”.

Simpatía es mirar al pozo desde afuera y decir: “¡Oh, no es fácil, eh! ¿Quieres un sándwich?” Empatía es una elección, y es una elección que nos hace vulnerables pues para poderme conectar contigo, yo tengo que conectarme con algo dentro de mí que conoce ese sentimiento.

Rara vez una respuesta empática comienza con “Por lo menos…”  Y lo hacemos constantemente, sabes porqué, porque cuando alguien comparte algo con nosotros y es algo doloroso, tratamos de ver el lado amable:

—Yo perdí un embarazo.

Por lo menos sabes que puedes quedar embarazada…

—Creo que mi matrimonio está a punto de deshacerse.

Por lo menos, estás casado…

—Van a expulsar a Juanito de la escuela.

 Por lo menos, Sara es una estudiante sobresaliente…

Pero una de las cosas que hacemos a veces frente a conversaciones bastante difíciles es que tratamos de mejorar la situación.  Si yo comparto contigo algo que es muy difícil, preferiría oírte decir: “No sé ni qué decir en este momento, pero qué gracias por decírmelo”. Pues la verdad es que raras veces una respuesta puede mejorar las cosas, lo que puede arreglar es la conexión”.

 

 

Mis reflexiones:

Yo busco empatía con la presente situación provocada por la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional de la República Dominicana.

La simpatía es distinta a la empatía, y mientras hay personas que simpatizan por una causa, pues tienen un historial de lucha por la justicia, son incapaces de empatizar con los que son afectados o luchan dentro de esa causa.

¿Qué les impide empatizar?

Por un lado, puede ser el desconocimiento o ignorancia de la situación del otro (no entender por no haberlo vivido), lo cual se remedia –a veces- con exponer al individuo a la situación del otro mediante el contraste o la imaginación; o sea, cuando el individuo puede verse en comparación a la otra persona, o puede imaginarse la condición de la otra persona.

Por otro lado, pude ser simplemente una incapacidad de poder verse así mismos en el espejo, o una incapacidad de poder ver las cosas desde la perspectiva de los otros (de caminar en los zapatos de los demás); puede ser por la existencia de un miedo irracional capaz de cegar al individuo hasta el punto que le impide verse asimismo en el espejo o usar su poder de imaginación para colocarse mentalmente en la situación de las otra personas (y ese miedo irracional se forma y se contiene en el psiquis individual de cada persona); en el peor de los casos puede ser por ignorancia, pero ignorancia distinta al desconocimiento, siendo más bien esa que conociendo se niega a reconocer y opta por ignorar lo que conoce.

El video que aquí adjunto, ilustra la diferencia entre simpatía y empatía, y me ha ayuda a comprender por qué hay gente que simpatiza con la causa de los inmigrantes haitianos en la República Dominicana, pero no empatizan con los seres que sufren a diario los efectos de lo que sucede.  Esto lo expresan por un lado repudiando la sentencia del Tribunal Constitucional (forma de simpatizar), y por otro negándose a reconocer los daños que incita dicha sentencia en las personas afectadas (inhabilidad de empatizar) citando cosas (desde estadísticas de nacimiento y uso de servicios sociales, hasta nefastas teorías de conspiración para una fusión de naciones) que en conjunto son irracionales (en lo teórico son fuertes y efusivas —como decir están invadiendo el país de forma silenciosa—, y en lo pragmático son imprácticas y subjetivas —no poder nombrar los negocios, las figuras pública o políticas, los parques, las calles, etc. que demuestren tal invasión).